Diez desconocidos despiertan en un bar que nunca pidieron visitar. Copas intactas, relojes parados, un anfitrión sonriente y un solo mandamiento: cada uno tiene su propia regla; descúbrela antes de que te mate. Beyond R Rule Ripper te sienta en la mesa de un juego de supervivencia donde las palabras pesan más que las balas y cada conversación puede ser tu última apuesta.

Desarrollado por GJ Staff y Tohriv, esta visual novel mezcla el estilo elegante de un club nocturno con la tensión psicológica de los “death games” al más puro estilo Danganronpa o Zero Escape. Un cóctel de jazz, mentiras y dilemas morales servido a ritmo de sospecha, donde la única constante es la duda.

¿Listo para brindar con la muerte y averiguar qué ocurre cuando el juego deja de seguir las reglas?

Beyond R Rule Ripper no es un título salido de un gran estudio ni pretende serlo. Lejos de la espectacularidad de Spike Chunsoft o de los presupuestos de un triple A, Beyond R apuesta por algo mucho más modesto, pero también más cercano: una obra construida con paciencia, atención al detalle y un cariño que se nota en cada escena. Es un “death game” que busca su propio acento dentro del género, más enfocado en las mecánicas, las reglas imposibles y la tensión del reloj que en el drama psicológico.

¿Listo para volverte loco con las reglas?

Lo bueno es que hay alma. Y en un mercado saturado de grandes producciones, a veces eso basta para que una pequeña historia consiga que te quedes a escuchar cómo suena el siguiente acorde de jazz antes de que empiece otra ronda de muerte.

Historia – El brindis de los condenados

Nos despertamos en un sitio que no reconocemos. Dos extraños nos observan desde la barra: olor a tabaco, tintineo de copas y el sonido de bolas de billar chocando. El lugar se llama Golden Jack. Dicen que nos estaban esperando.

¡Bienvenido al Golden Jack!

A nuestro alrededor hay siete personas más, aunque nadie recuerda cómo ha llegado allí. Lo último que recordamos es estar en casa. Y ahora… esto. Antes de que cunda el pánico, los desconocidos —que se presentan como Cigar y Póker— nos entregan algo que bien podía ser el Welcome Pack del secuestrado.

Si hay un ‘Welcome Pack del secuestrado’, que al menos incluya un café cargado

Estamos encerrados en un bar. Diez personas en total, dos aún dormidas. Nadie recuerda su nombre, hasta que uno de los dispositivos que llevamos —el BARMAN— nos asigna un alias: Billiard. Una niña nerviosa y parlanchina decide que es demasiado largo y nos llama simplemente Bill.

Cuando los otros despiertan, las reglas del juego se revelan: el Propietario nos ha reunido allí y nos ha envenenado. Sí, envenenado. Como sino fuese suficiente despertarse medio resacoso, en un lugar desconocido con nueve extraños.

El veneno se activará en sesenta y cinco minutos, pero a los sesenta recibiremos un antídoto que nos dará una hora más… siempre que sigamos las reglas. Romperlas significa adiós al antídoto. Y no, no vale robar el de otro: cada dosis es personalizada.

La primera hora es para que los cocktails se conozcan

Y es ahí, entre normas imposibles y alianzas frágiles, donde comienza el verdadero juego.

Tenemos diez horas para sobrevivir.

Y, con suerte, recordar quiénes éramos antes de entrar en el Golden Jack.

Jugabilidad – Cuando la lógica se convierte en arma

Beyond R Rule Ripper no se juega con reflejos, sino con nervios de acero y buena memoria. Aquí, cada decisión, palabra o silencio es un movimiento en una partida de billar mental, donde la lógica se convierte en tu única arma.

Antes de lanzarnos a explorar el mapa o sospechar de todo el mundo, conviene entender primero las reglas del juego. Porque en Beyond R, las reglas no solo se obedecen… se descifran.

Aquí no se gana por suerte, sino por recordar quién te miró raro hace tres turnos

Manual de secuestrado – Las reglas

En Beyond R, las reglas no son solo un marco: son el campo de batalla. Cada uno de los diez jugadores posee una regla secreta asignada al azar. Nadie sabe cuál es la suya ni la de los demás, pero todas pueden influir directamente en el desarrollo del juego… o en tu supervivencia.

Algunas reglas te dejarán con Poker Face

Durante las reuniones y conversaciones, cada gesto, palabra o reacción puede revelar pistas sobre qué regla tiene cada persona. Romper una de ellas significa perder el antídoto. Así de simple. Así de cruel.

Romper una regla no es solo un error… es tu última jugada

Pero no todo es intuición: el BARMAN, ese dispositivo que llevamos, se convierte en nuestra tabla de salvación. A través de él recibimos Datos, pequeñas piezas de información que pueden servir como pistas sobre las reglas de los demás. Cada dato puede cambiar por completo la lectura de una situación o una sospecha. Saber interpretarlos es casi tan importante como obtenerlos.

El resultado es un sistema que mezcla deducción social y lógica pura: observar, contrastar y teorizar se vuelven parte del juego tanto como respirar. No hay movimiento inocente, ni frase sin peso. Aquí, las reglas no están para seguirlas… sino para descubrirlas antes de que te maten.

Dentro del reloj – Fases

Como en todo buen death game, aquí el tiempo no perdona. Beyond R divide su desarrollo en dos fases principales: exploración y reuniones, cada una con su propio pulso y tensión.

Durante las fases de exploración, te mueves por el bar del Golden Jack como si fueras una bola de billar rebotando entre mesas y secretos. No hay libertad total, pero sí la suficiente para sentir que cada conversación cuenta: hablar demasiado puede delatarte, callar puede hacerte sospechoso.

La exploración se hace jugando al billar

El BARMAN, esa tablet multifunción, actúa como registro de reglas. Desde la esquina superior derecha puedes acceder a los perfiles de los demás jugadores: breves fichas con descripciones, pistas y rasgos de personalidad. La clave es reunir información suficiente para deducir qué regla tiene cada uno, porque descubrirlas antes que los demás es lo que te coloca en ventaja.

Y entonces llega el plato fuerte: las reuniones, que se activan cuando quedan quince minutos para que termine la hora. Aquí, todos los jugadores se sientan a debatir, acusar… y sobrevivir. Cada conversación es una bomba de relojería, y la barra de Tensión en pantalla lo deja claro: cuanto más se discute, más se calienta el ambiente. Si la tensión se dispara, las emociones —y las muertes— se salen de las reglas.

En las reuniones pondremos toda la carne en el asador, pero ojo con la tensión

Durante estas reuniones no controlas el tiempo: los diálogos fluyen solos, aunque puedes ajustar la velocidad de lectura. En cualquier momento puedes lanzar una acusación, pero solo una por encuentro. Si la mayoría acierta el número del acusado, esa persona es eliminada; si no, el acusador recibe el castigo. Los votos en blanco cuentan para la mayoría, y la voz del narrador insiste en que todo esto es “muy sencillo”… justo antes de que empieces a sentirte en un examen de lógica con consecuencias letales.

Cuando el narrador dice que es sencillo, corre. Nunca es sencillo

El detalle más original —y el que da identidad al título— llega cuando los personajes se transforman literalmente en bolas de billar. Bill, nuestro protagonista, es la marrón. Durante los debates, cada bola vibra al intervenir, y puedes cambiar su dirección o dejarla rodar según tus sospechas. Es una metáfora visual brillante (y algo surrealista) del choque de ideas, donde solo una acaba cayendo en el agujero equivocado.

A medida que avanzas, vas desbloqueando Datos, pequeñas pistas que te ayudan a deducir quién es quién. Detalles tan mundanos como quién toma el café solo o quién evita mirar a los demás se convierten en claves para eliminar sospechosos. “Toman café solo el 1, 5, 7 y 9”, te dice la voz interna. Y tú, apuntando mentalmente, descartas opciones como si jugaras a un Cluedo existencial con veneno en las venas.

Averiguar las reglas de cada uno será tu mayor quebradero de cabeza

Todo en Beyond R está diseñado para hacerte pensar más de la cuenta: la interfaz, las pausas incómodas, el cronómetro que no se detiene… hasta que llega esa frase del narrador. Y tú, con veinte reglas abiertas y la cabeza a punto de explotar, solo puedes responder: “Me estás vacilando, ¿no?”

Apartado artístico – Jazz, neones y confesiones

El arte de Beyond R luce limpio, coherente y con una elegancia contenida que encaja bien con su tono narrativo. Su estilo visual tiene un aire de “anime occidentalizado”: rostros expresivos, paleta sobria y líneas finas que buscan claridad más que exageración. Es un punto medio interesante entre la estilización japonesa y la sobriedad narrativa europea, lo que le da una personalidad propia dentro del género.

Aun así, en algunos retratos se percibe cierta rigidez, como si los personajes estuvieran posando para la foto del DNI en lugar de dejarse llevar por la escena. No es un defecto grave —el trazo es sólido y las proporciones están muy cuidadas—, pero sí un área donde el juego podría ganar expresividad. Las posturas suelen ser frontales, lo que favorece la legibilidad, aunque a costa de cierta naturalidad.

Se echa en falta un poco más de vida interna: un hombro girado, una mirada ladeada, un gesto que rompa la simetría. Las expresiones, por su parte, se mueven en un rango emocional bastante seguro —entre el “estoy molesto” y el “estoy sorprendido”—, cuando la historia pide a gritos un poco más de matiz en los ojos o tensión en el rostro.

Anime occidental, jazz y referencias al billar

El sombreado acompaña con suavidad, pero a veces resulta tan plano que los personajes parecen flotar frente al fondo en lugar de habitarlo. Bastaría con jugar más con las luces cálidas del entorno —esas que recuerdan al reflejo de una lámpara vieja o al humo de un cigarro— para que la escena gane volumen y textura. En conjunto, el arte cumple con solvencia, pero un pequeño empujón en posturas, sombras y expresiones bastaría para que el Golden Jack respirara por sí mismo.

El arte no grita, susurra… y el jazz se encarga de decir lo que los personajes callan

Donde sí brilla con más acierto es en su apartado sonoro, marcado por melodías suaves de piano, acordes de jazz y líneas de bajo que envuelven cada escena con una calma inquietante. No hay efectos espectaculares ni sobrecarga ambiental: la música funciona como un latido pausado que contrasta con la tensión del argumento.

En la esquina superior izquierda aparece, casi con timidez, el título del tema que está sonando —un detalle pequeño, pero elegante— que refuerza esa sensación de estar dentro de un bar real, donde cada pieza musical acompaña el momento sin imponerse.

El resultado final es una atmósfera que no necesita alzar la voz: visualmente sobria, musicalmente íntima, y perfecta para perderte entre las sombras del Golden Jack.

Conclusiones – Romper las reglas no siempre te libera

Beyond R no llega para revolucionar el género, pero sí con la intención de hacerse un hueco en él. Es una obra interesante que, pese a no innovar demasiado, encuentra su encanto en la complejidad de su propuesta. Le cuesta arrancar —las reglas y sus explicaciones tardan en asentarse—, así que el jugador debe estar dispuesto a invertir tiempo y atención. No es una visual novel que recomendaría a quien quiera iniciarse en el género, pero sí a quienes ya tienen experiencia y buscan una historia desafiante que los mantenga haciendo cábalas durante horas. Entre treinta y cuarenta, para ser más exactos, con varios finales.

Cariño y mimo, desde el arte hasta el guion

Se nota el cariño y mimo que se le ha puesto al producto. Sus inspiraciones son claras —Danganronpa, Zero Escape, Ace Attorney—, pero Beyond R hace un esfuerzo genuino por forjar su propia identidad visual y temática. Detalles como un menú que parece una carta de cócteles, los iconos de cada jugador representados como bebidas, las metáforas con el billar o una interfaz con cadenas que simbolizan lo que ata a cada participante demuestran intención, algo que escasea entre los miles de títulos genéricos que inundan las tiendas digitales.

A nivel narrativo, se echa en falta una mayor diferenciación entre los personajes: salvo un par de casos más extremos, la mayoría podrían haberse explorado con más profundidad. También habría agradecido un arranque más ágil o una forma distinta de presentar las reglas, ya que su densidad inicial puede frenar a más de un jugador.

Beyond R no te da respuestas, te da dolores de cabeza… pero de los buenos

En lo técnico, el juego se comporta de diez. Estable, fluido y sin fallas notables de rendimiento, algo que siempre se agradece en una visual novel con tanta carga de texto y animaciones.

GJ Staff y Tohriv apuntan maneras, y un servidor estará encantado de adentrarse en sus próximos proyectos. Porque no seré yo quien le diga que no a una buena historia que me obligue a tomar notas y a darme cuenta de que no soy tan listo como creía.

Beyond R: Rule Ripper estará disponible en Steam el próximo 14 de noviembre.

Este juego ha sido analizado en un ordenador de las siguientes características:

  • Sistema Operativo: Windows 10 Pro
  • Procesador: i7-7700HQ 2,80 GHz
  • Memoria RAM: 16 GB
  • Disco Duro: 2TB
  • Tarjeta Gráfica: Geforce GTX 1070 8GB

Beyond R Rule Ripper

6.7 ¡Te vas a divertir!

Beyond R Rule Ripper no reinventa el género, pero sí demuestra que todavía hay espacio para propuestas con alma. Su mezcla de lógica, tensión y estética de club nocturno crea una experiencia intrigante y cerebral, aunque algo densa en su arranque. Las reglas tardan en encajar, pero cuando lo hacen, el juego te atrapa en su red de sospechas y silencios. Le falta expresividad visual y variedad sonora, pero compensa con intención y coherencia. Un death game con más cabeza que presupuesto, ideal para quienes disfrutan resolviendo acertijos… antes de que se acabe el antídoto.

Lo mejor
  1. Sistema de reglas y deducción
  2. Ambientación y coherencia estética
  3. Intención y mimo en los detalles
Lo peor
  1. Arranque se siente lento
  2. Personajes poco diferenciados en cuanto a guión
  3. Las reglas pueden descartar a jugadores noveles
  • Historia 6.5
  • Jugabilidad 7
  • Apartado artístico 6.5
  • Apartado sonoro 6.5
  • Rendimiento 7
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Runner de día, gamer de noche y protagonista de mi propio JRPG emocional. Nací con rings de Sonic, crecí con la Master Sword y ahora intento sobrevivir entre deadlines como si esto fuera Final Fantasy Tactics. Main de Sin Kiske, fan de Cloud, y últimamente poseído por la locura divina de Chainsaw Man y las verdades incómodas de Bleach. Si me ves escribiendo sobre videojuegos como si me fuera la vida en ello… probablemente es que me ha dado otro boost de adrenalina azul. A veces soy productivo...

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