Wicked for Good es de esas películas que si eres amante de los musicales o simplemente tienes debilidad por las historias bien contadas, tienes que ver sí o sí.
Y hoy te hablo de esta cinta que nos devuelve a Oz con un enfoque más maduro y emocional, sin perder el toque mágico que ha convertido esta historia en un fenómeno mundial.
Un regreso a Oz que cierra lo que ya funcionaba
Si la primera parte de Wicked ya nos había dejado con el corazón blandito y unas ganas tremendas de seguir en Oz y no marcharnos nunca, ‘Wicked: For Good’ es bastante más redonda en su desarrollo narrativo y nos deja con el cierre que necesitábamos.
Una de las mayores virtudes de ‘Wicked: For Good’ es que entra en acción sin titubeos. Donde la primera parte dedicaba gran parte del metraje a construir personajes, escenarios y dinámicas, esta segunda se permite avanzar sin miedo.
La película conecta tan bien con su predecesora que casi se siente como si fueran dos episodios consecutivos de una misma temporada, lo cual es, francamente, un alivio. No hay recap exagerado, no hay vuelta atrás innecesaria: simplemente sigue y sigue. Lo que nos permite no perder el hilo y se centra en recoger todas esas tramas abiertas y darles un cierre.
El arco de Elphaba y Glinda tiene mucho más peso aquí y vemos una evolución real en ambas donde la tensión crece de forma tangible y florece con fuerza para convertirse en el motor dramático de la historia.
Más magia y más emoción
Wicked se caracteriza por destacar claramente en el apartado visual, que vuelve a ser el gran reclamo en esta nueva entrega. La cinta mantiene ese despliegue de color, escenografía y magia, sin embargo, aquí se nota un salto ya que el diseño de producción y los números musicales están más integrados en la narrativa y ofrece menos “mira qué bonito porque puedo” y más “esto forma parte de la narración de la historia y te lo cuento bonito”.
No obstante, y como ocurría también en la primera parte, el montaje a veces pisa el acelerador más de la cuenta. Siento que hay momentos muy icónicos que podrían haber pasado menos de refilón.
Las canciones siguen siendo un punto fuerte, como el musical que es, pero no serán los temas más recordados, como en la primera parte que nos regala himnos inmediatos como “Defying Gravity” que quedan grabados al instante en la memoria colectiva. Aun así, el balance es positivo.
Un cierre que satisface
Mientras que ‘Wicked: Parte I’ dejó la sensación de prólogo extendido, ‘Wicked: For Good’ funciona como la recompensa a un año de espera: Cierra arcos, profundiza en personajes y ofrece un final que hará felices a los fans del universo del Mago de Oz y a quienes disfrutaron de la primera película pero se quedaron con ganas de “más chicha”.
Si la primera parte era el camino, For Good es la llegada. Y vaya llegada.
Las interpretaciones de Cynthia Erivo y Ariana Grande son, sin exagerar, uno de los pilares que sostienen la película. Cada una brilla a su manera, y lo interesante es que funcionan tanto juntas como por separado.
Vemos a una Elphaba poderosa, vulnerable y a Erivo completamente dueña del personaje donde su voz es, directamente, un arma dramática. Por su parte, Ariana Grande regresa como una Glinda sorprendentemente matizada y nada superficial. Ariana le da el punto de ternura, inseguridad y humanidad que requería el personaje y sin tratar de imitar a nadie. Vocalmente, está brillante. La química entre ambas actrices es el verdadero motor emocional de la película y eso es mérito directo de Erivo y Grande.
¿Deberías verla?
Sí, sin duda. Especialmente si viste la primera: ambas funcionan como engranajes de un reloj suizo, pero esta segunda es la que realmente te hace sentir que el viaje a Oz ha merecido la pena.
La película se siente como un viaje en el que la tensión va “in crescendo” y no tienes claro de dónde vendrán los giros de guión (si no conoces el musical de Broadway, claro) aunque se echa de menos un poco de fan service en el área que tiene que ver con ‘El Mago de Oz’ de 1939.
Ya puedes disfrutar de ‘Wicked for Good’ en las principales salas de cine.
