El mundo actual nos tiene acostumbrados a las guerras en diferentes planos, a vivir en la realidad una batalla tras otra. Así que: ¿qué mejor que convertir a Leonardo DiCaprio en un ex-revolucionario y lanzarlo al desenfreno? Esa pregunta es la que debió planteársele a Paul Thomas Anderson, uno de los nombres más reconocidos del cine contemporáneo, que regresa a la gran pantalla con Una batalla tras otra, una película ambiciosa basada muy libremente en la obra Vineland de Thomas Pynchon.
La pregunta es clara: ¿logrará el creador crear una cinta que engrase perfectamente la acción exagerada y la reflexión social? Lo iremos viendo, pero lo que podemos confirmar es que aquí tenemos disparos, política y humor negro.
Una batalla tras otra llegará a los cines españoles el viernes 26 de septiembre de 2025. ¿Quieres conocer nuestra opinión? ¡Sigue leyendo!
Liada una vez, liada todas
En Una batalla tras otra tenemos una premisa bastante simple: Bob Ferguson es un ex-revolucionario retirado que tiene que regresar al pasado cuando su hija es secuestrada por alguien quien creyó dejar muy lejos de su vida. Esa sencillez lineal le permite a Anderson recubrir la narrativa de múltiples subtramas que van apareciendo y desapareciendo en pantalla según las necesidades del creativo. De este modo, los problemas sociales y personales que los personajes batallaron en su juventud regresan para crear un espejo en el que se vuelven a mirar con años de diferencia.
Para ello, como ya se anunció al inicio, utiliza de base el texto de la novela de Pynchon, pero modificándolo con gran libertad. El director, también a cargo del guion, demuestra su buen hacer con una escritura densa y exigente, marcados por la ironía y las capas de subtexto. Quizás esto es algo que puedan rechazar los que lleguen a la película buscando únicamente adrenalina, encontrando en varios momentos secuencias en las que hay conversaciones ideológicas que parecen cortar el ritmo. A esto se suma la multitud de saltos temporales que, aunque funcionando en su composición total, no será del grado de muchos espectadores.
Aunque eso queda en segundo plano con la buena dirección. Anderson sabe lo que hace con la cámara y lo demuestra con planos que ponen al público en el centro del caos y la tensión, aprovechando los paisajes áridos en los que está rodada la cinta. Las escenas de combate están rodadas con furia, con golpes que pesan y balas que resuenan en los oídos. Es cierto que, quizás, en muchas situaciones nos encontremos con alguna situación que nos parezca algo conveniente para la trama, pero casi acaba agradeciéndose teniendo en cuenta la duración de la película. Sus dos horas y cuarenta minutos se hacen bastante largas en algunos segmentos.
Aunque hay que reconocer que lo interesante es cómo se juega con el tono. La historia comienza con pura tensión dramática y sátira política, al que va añadiendo ciertas dosis de humor negro que encajan perfectamente. De este modo Anderson parece mandar una crítica a la propia sociedad, mostrando una dualidad tan admitida como compartida: las revoluciones son absurdas, pero necesarias y la violencia, aunque luce maravillosa en una pantalla, acaba dejando heridas que no se curan.
Los más buscados y los menos encontrados
Entre los personajes nos encontramos con un variado y ecléctico grupo que acaban definiendo las distintas visiones de Una batalla tras otra.
Con papel más protagónico tenemos al Leonardo DiCaprio, componiendo un Bob Ferguson agotado e imperfecto, pero preocupado por el futuro de su hija. Vemos dos momentos temporales en los que comprendemos su evolución a lo largo de esos años. Resulta curioso lo bien que le sientan los personajes más livianos que mezclan el drama y la comedia. No puedo separarlo del de Perfidia -Teyana Taylor-. Son sus acciones las que sacuden el pasado y el presente de los demás, además de convertirse en símbolo de rebeldía y traición.
La hija de estos, Willa -Chase Infinity-, se convierte en protagonista por las acciones de los demás. Desconocedora del pasado de sus padres, durante la aventura descubrirá sus raíces y luchará contra sus sombras y sacará a relucir los genes con los que ha sido creada.
Uno de los grandes personajes que recorren Una batalla tras otra es el Steve Lockjaw, interpretado magníficamente por Sean Penn. Es el villano principal, pero toda su crueldad y desorden acaban opacados con esa visión caricaturesca con la que se le ha rociado. Su trama es la que más ha trabajado el humor negro y, en el pase, la que más carcajadas ha conseguido. Solo viéndolo se es capaz de entenderlo.
El reparto secundario -Benicio del Toro, Regina Hall, Shayna McHayle- aporta gran carisma y capas a la historia. Hay quizás otros que han quedado sin mencionar, pero creo que con la misma visualización se descubren mejor [como el grupo secreto seguidor de Klaus (en serio, gran metáfora)].
Tensión mantenida
El presupuesto de la cinta se traduce en localizaciones reales, escenografías meticulosas y escenas de acción coreografiadas al milímetro, empastando muy bien con todo el trabajo del equipo de vestuario y arte. Por su parte, destacar la labor del departamento de maquillaje con las prótesis de Penn, terrorífico por momentos y maravilloso en todos ellos.
Johnny Greenwood se convierte en un aliado indispensable al entregar una banda sonora que es pura tensión: las cuerdas remarcan los momentos de paranoia, la percusión retumba en las escenas de acción y los silencios, estratégicamente colocados, incomodan más que cualquier disparo. No busques en ella un tema que recordar, pero sí que consigue el objetivo de acompañar la acción durante la visualización.
Conclusión: Sr. Anderson, ¿qué quimera ha creado?
Una batalla tras otra es una magnífica quimera: una mezcla de acción, humor ácido, denuncia social y drama familiar. Es imposible pensar en la perfección, como ya mencioné algunas tramas podrían haberse aprovechado mejor o solventarse de otra manera y la duración pesará a mucha gente. Algunos verán en estos defectos motivo suficiente para convertirla en algo extraño, pero también habrá quienes lo obvien y disfruten del buen hacer de Anderson.
Aquí tengo que agradecer ese paso adelante del director, esa búsqueda de crear un cine que incomode con ciertas preguntas y que no tema mostrar el barro que se esconde entre dosis de «heroísmo». La música acaba acompañando muy bien a la tensión que va creciendo con cada secuencia y que solo al final logra calmarse… Hasta que todo vuelva a empezar y, por qué no, repetirse.
Una batalla tras otra llegará a los cines españoles este mismo viernes (26 de septiembre). Os gustará si disfrutáis de un buen blockbuster, pero aspiráis a algo más.
Agradecemos a Warner Bros España el invitarnos al pase para poder disfrutarla por adelantado.