Sony Pictures nos ha invitado al pase de prensa de la nueva producción de uno de los puntales culturales del Japón actual, Kimetsu no Yaiba, es decir, Guardianes de la Noche para traeros su crítica. La presencia de adaptaciones en pantalla grande de grandes mangas se han consolidado en nuestras salas, y siempre es motivo de alabanza esta querencia por la ventana theatrical, que no sean relegadas directamente al streaming o a formatos domésticos, dándoles la oportunidad que merecen.

¿Queréis saber qué tal ha salido?

Debo admitir que no soy fan de esta franquicia que aúna fantasía y acción: antes de saber que se me asignaba este visionado, solo había tenido oportunidad de zamparme la primera parte cinematográfica (Guardianes de la noche: Tren infinito -2020-), nada desdeñable en mi opinión, aunque me perdí un poco ante el aluvión de personajes y situaciones, quizá por motivos generacionales, quizá por no haber visto la serie de televisión, conformada por cuatro temporadas (2019-2024).

Aun así, es indudable que nos encontramos ante un producto de consumo, cuanto menos, estéticamente competente y atractivo. Entremos en materia respecto a esta nueva aportación al reconocido universo de Demon Slayer, titulada aquí Guardianes de la Noche: la fortaleza infinita.

Un universo en expansión

Cuarta entrega cinematográfica de la popular franquicia multimedia creada por el/la joven autor/a Koyoharu Gotouge, uno de los manga y anime de mayor éxito de la historia, Guardianes de la Noche: La fortaleza infinita supone el lanzamiento de una nueva trilogía concebida para salas. Como la primera tríada, también está ambientada a principios del siglo pasado (marcado por el gran crecimiento del Imperio Japonés), aunque eso no aporta demasiadas claves argumentales o estéticas para el público occidental (más allá de su corrección formal), a no ser que estés puesto/a en la historia del país del Sol Naciente.

Estrenada a finales del pasado julio en tierras niponas, arrasó, y de qué manera, en taquilla, convirtiéndose prácticamente en el título con mayor recaudación en lo que llevamos de año.

En las adaptaciones cinematográficas del celebrado manga hay que distinguir entre la segunda y tercera entregas, que en la práctica son films que sintetizan los (muchos) eventos desarrollados en la serie televisiva, y la primera y cuarta entregas, que aportan un desarrollo narrativo y dramático mucho más elocuente por carecer del carácter compendiador propio de las citadas secuelas, justificando plenamente su condición de largometrajes. Así pues, Guardianes de la Noche: la fortaleza infinita continua directamente los eventos desarollados en la cuarta temporada de la serie.

Mas allá de lo teenager

Las aventuras de jóvenes personajes ya entrañables, como los hermanos Tanjiro y Nezuko Kamado, Zenitsu, Inosuke, la familia Rengoku y su creciente entourage de Matademonios, enfrentados a múltiples entidades demoníacas encabezadas por el todopoderoso villano Muzan, representan la eterna lucha del bien contra el mal, pasada por el filtro de la acción más desenfrenada y la dark fantasy, partiendo de elementos pseudomitológicos extraídos ligeramente del rico folklore propio de Extremo Oriente y de los credos animista, confunciano y budista.

Pese a pertenecer a la categoría shonen, es decir, que su core audience se centra en un target adolescente, los valores universales que presenta (superación personal, lucha decidida contra las adversidades, afrontar los miedos más atávicos, entre otros) y lo vistoso de su acabado formal trascienden más allá de las generaciones más bisoñas, es decir, tienen elementos suficientes como para atraer a públicos más maduros.

Aspectos positivos y aspectos mejorables

Entre los diversos aspectos positivos, destaca en primer lugar las coloristas secuencias de acción, centradas en distintos combates, y su capacidad para envolver al espectador/a en el seno de éstas. Es uno de sus atractivos más evidentes por su alto grado de espectacularidad, pero no el único. Añadir la presencia más decisiva, aunque todavía discreta, de personajes femeninos (¡¡ya era hora!!), sobre todo en lo que concierne a Shinobu Kochu, incansable guerrera cuya sed de venganza la conducirá hasta límites insospechados.

El contundente  y onírico diseño de la fortaleza infinita remite claramente, sin carecer de su propia personalidad, a títulos emblemáticos de sci-fi como Blade Runner, Inception o Metrópolis. Asimismo, se ha solventado uno de los defectos de la primera parte: en algunos planos generales, el movimiento poco dinámico de los personajes no acababa de funcionar en relación con los fondos. Aquí, todos los elementos se conjugan con mayor naturalidad.

El largo también presenta influencias de videojuego, por supuesto en sentido positivo, como las dinámicas transiciones entre espacios y las sorprendentes transformaciones que tienen lugar cuando un personaje incrementa su poder a un nivel superior. De hecho, este tentpole también ha tenido tres derivaciones en el campo del entretenimiento electrónico (2021, 2024, 2025).

Otro aspecto positivo son la banda sonora y las canciones (en una de las cuales participa la cantante LiSA, que ya había colaborado en la franquicia), obra básicamente del mismo equipo que se encargó tanto de las películas previas como de la serie, que encajan de forma bastante ajustada con el equilibrio entre épica y sentimentalidad que espera el público de una producción de estas características, basando gran parte de su fuerza en sintetizadores que evocan sonoridades orientales y en guitarras eléctricas atronadoras. El cuidado sonido (pisadas, impactos) también es uno de los apartados más vibrantes de la película, nunca mejor dicho.

Cierto sentido del humor sigue presente, como en gran parte de la producción asiática actual vinculada a la dark fantasy, aunque en dosis moderadas, saludable y bien diseminado, quizá porque el citado Inosuke Hashibira (muy reconocible por su cabeza de jabalí), usado con frecuencia como alivio cómico, aparece a cuentagotas en esta entrega. 

En suma, no es un producto prediseñado para el nicho de los más cafeteros, pero sí requiere cierta predisposición hacia el animeespecialmente para los/las que no conozcan la saga Demon Slayer. La clave es relajarse, abrazar a los personajes como arquetipos reconocibles pese a sus matices, y dejarse llevar por un producto bien realizado.

Como puntos perfectibles, el mayor problema de este film radica en el exceso de flashbacks (exceso tanto en número como en duración, por ejemplo el más largo se dilata unos 30 minutos en el tercio final del metraje), ya que rompen el ritmo narrativo (encastrados sistemáticamente en medio de los enfrentamientos),  y además no siempre aportan elementos de interés.

Curiosamente, los flashbacks más interesantes son los que experimentan los antagonistas, en los cuales se exponen sus oscuras motivaciones y background, y con los cuales casi puedes llegar a empatizar (algo, por otro lado, muy recurrente en producciones japonesas). La multiplicidad de puntos de vista enriquece el relato, tornándolo más atractivo y matizado, pero los flashbacks planteados como estructura casi medular dificultan innecesariamente la digestión del tupido guion.

El segundo punto mejorable reside en la superflua prolongación de ciertos pasajes dramáticos, principalmente cuando un personaje se dispone a perecer, algo en lo que cae repetidamente el audiovisual asiático. Ya sé que se trata de un rasgo definitorio, pero el producto habría ganado en fluidez si se hubiese distanciado de este gastado tópico. En conjunto, todos estos puntos repercuten en la duración, 155 minutos incluyendo títulos de crédito, que evidentemente se antoja excesiva respecto a la sucinta cantidad de eventos desarrollados.

El carácter episódico de la película, al ser el inicio de una trilogía, corta en seco el desarrollo del relato, dejando una sensación agridulcepero eso no es negativo en sí, ya que significa que la historia y los numerosos personajes que la pueblan nos importan, y queremos saber cómo va a transcurrir la epopeya en las dos siguientes entregas.

Anime en pantalla grande: una tendencia al alza

Cabe destacar la encomiable apuesta de la distribuidora Sony Pictures por la animación japonesa en formato película de larga duración, ya que este título se exhibe en nuestro país apenas dos meses después del estreno nipón, una diferencia mucho más corta que en lanzamientos previos. La película, asimismo, se exhibe tanto en versión original subtitulada como doblada al castellano y al catalán (Guardians de la nit: La fortalesa infinita),y se proyecta en algunas salas incluso en formato IMAX, que permitirán disfrutar de las elaboradas escenas de acción en resolución aumentada.

Conclusión

Guardianes de la Noche: la fortaleza infinita, que se estrena el 12 de setiembre, cuenta con un especialmente cuidado lanzamiento en toda España por parte de Sony Pictures que no hay que desaprovechar. Además, sus valores de producción espectaculares certifican la potencia del anime de moda. En definitiva, entretenimiento fresco pero facturado con cierta solidez, pese a sus excesos, para afrontar con desenfado el fin de este irregular verano cinematográfico.

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Soy Joan de Barcelona, ya más cinéfago que cinéfilo, y enamorado desde pequeñajo, cómo no, del cine de género, especialmente del horror y la sci-fi en todas sus entrañables variantes. Asiduo de festivales desde la prematura edad de 12 años. Sitges fue el primero, y desde entonces por suerte no he faltado una sola edición. En 2023 incursioné por primera vez en Cannes, y el año pasado en Donostia. Graduado en Comunicación y máster en gestión cultural. Gracias por leernos!

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