Ahora que habéis sintonizado vuestros Pip-boy, será mejor que me ponga mi sombrero de reportero, porque hoy vamos a hablar de una saga que lleva dando guerra desde 1997. Porque la guerra, la guerra no cambia nunca.
Ahora que la segunda temporada de Fallout está a la vuelta de la esquina en Prime Video, es momento de poner un poco de contexto a todo lo que está pasando y, para ello, va a haber que hacer un poco (bastante lo más seguro) de spoiler de los juegos y la primera temporada.
Quizá no queráis tocar ni con un palo estos rpg (lo cual sería bastante criticable por mi parte) o quizá queráis recordar alguna cosilla que se perdió por el camino, después de casi 20 años de historia. Sea como sea, quedaos por aquí, que os vamos a hablar de este maravilloso invierno nuclear. ¿Tenéis todo listo?
Fallout, la serie
Una maravillosa Ella Purnell nos da la bienvenida a la vida del refugio. Una vida alegre, sin preocupaciones y donde nada puede salir mal… ¿o sí? Pronto vemos como todo no es más que una farsa, creada e instaurada en la mente colectiva para llevar de la mejor forma posible que todo el mundo exterior está destruido, calcinado hasta las cenizas.
Así, Lucy, en lo que es una clara representación de la alegoría de la caverna de Platón, ve como la realidad que ella conocía se va desmoronando poco a poco y tiene que enfrentar la verdad. Escasez, pobreza, destrucción, muerte; una larga lista que enfrenta la inocencia de una joven que guardaba algo de ilusión por la vida.
Junto a ella, conocemos a otros de los personajes, que, a mi parecer, presentan un carisma increíble, solo hay que ver su presentación al espectador y que da igual como la describa, porque las palabras se van quedar cortas. No todo es carisma con el Ghoul, interpretado por Walton Goggins (quizá le hayáis visto en Los Odiosos Ocho, en Django, Tomb Raider o Predators), sino que parte interesante de su trama es cómo nos presentan el pasado del mundo antes de las bombas a través de él.
Un antiguo actor de Westerns venido a menos y necesita cualquier trabajo y acepta cualquier cosa para sobrevivir. Su importancia es tal en el mundo de Fallout que descubrimos que es él quien le da vida a los conocidos cabezones que han representado a la saga.
Flashbacks, además, que nos muestran un secreto a voces de Vault-tec con la creación de los refugios y la intencionalidad oculta de usarlos de experimentos. Nos muestran figuras realmente importantes en el mundo, pero, a la que más le vamos a prestar atención es a la de Robco: a Robert House. Por el momento, guardaos este nombre, que ya le llegará su turno.
Para completar la triada de personajes principales tenemos a Maximus, un joven que se nos presenta como ambicioso dentro de la Hermandad del Acero. ¿Habéis visto la serie y no sabéis lo que es la Hermandad del Acero? No os preocupéis, que aquí lo contaremos también. Sí que hay que decir que, dentro de Fallout, la Hermandad del Acero es una de las organizaciones más importantes y con más presencia en el Yermo. No todos tienen un dirigible gigante.
Aunque, en un principio, parecería no ser importante para la segunda temporada, porque el juego que nos toca aquí, y contradiciéndome a mí mismo, en New Vegas les costó más tener una actuación satisfactoria por los diferentes grupos que ya estaban establecidos. Sin embargo, puede que con Maximus todo esto cambie.
El dirigible también nos puede dar una pista de cuál es el final canon de Fallout 4. Para quienes lo habéis jugado, es fácilmente reconocible, y os podéis imaginar que Arthur Maxson se encuentra en él. El maestre Maxson representa el último del linaje de los Maxson, en esencia, los creadores de la Hermandad, con lo que si finalmente se trata de él, podría suponer una gran sorpresa. Supongo que tendremos que esperar, porque alguien tiene que descubrir a Maximus.
¡Es verdad! Que esto iba sobre él, pero me pongo a hablar y no paro.
Maximus no es más que un aprendiz dentro de la organización, pero cuando se le plantea la posibilidad de dejar morir al Caballero (uno de los rangos que permiten llevar la icónica armadura) que acompaña no le tiembla el pulso en ocupar su lugar. Y no le culpo, caminar por el mundo de Fallout en la armadura te hace sentir inmortal.
Nuestros tres protagonistas cruzarán caminos más de una vez en el desarrollo de la temporada, dándonos situaciones que representan la esencia de lo que es Fallout. Desde Albóndiga, el perrito que parece que les va a acompañar, como a mostrar esas situaciones de sangre y vísceras que también pueden caracterizarla (aunque no es nada explícito), así como el humor propio de la saga, con, por ejemplo, una frase que jamás se me va a olvidar: «me va a explotar el pito», de Maximus.
Si bien tengo que aplaudir todas las decisiones que han tomado para la serie, siendo a mi parecer una de las mejores adaptaciones posibles que podíamos tener de un videojuego, hay otras que tengo que criticar. En especial, aquellas que ha consistido en incluir en la serie tramas que hemos podido ver en el juego y que son bastante conocidas por quienes los hemos jugado.
Y cuidado, que a partir de aquí empezamos con spoilers importantes, así que tendréis que seguir bajo vuestro propio criterio, pero, ya que estáis, quedaos, ¿no?
Varias tramas (o storylines si os sentís más international) están sacadas directamente de los juegos. Me puedo referir por ejemplo a la excusa de Lucy de buscar a su padre que ha salido del refugio, que pudimos ver en Fallout 3 y que guarda una enorme similitud su objetivo. También cuando el hermano de Lucy, Norm interpretado por Moisés Arias, descubre qué experimento se está llevando a cabo en su refugio y que es muy similar al del Fallout 4 con la criogenización. O, en especial, la trama de Maximus, siendo muy fácil reconocer para quienes hemos jugado a Fallout 4 que es un calco del Paladín Danse y tenemos una línea concreta en la serie que le delata.
No me malinterpretéis, me ha encantado la serie de Fallout, pero estos detalles hacen que piense que estaba mucho más enfocada para atraer a nuevos fans y dejarnos con la miel en los labios a quienes íbamos con una base.
La temporada 2 de Fallout
Si habéis visto los pósters y los tráilers que han ido saliendo, quizá no entendáis mucho de lo que está pasando. ¿De quién está rodeada Lucy? ¿Y el Ghoul? Pero, a mi, especialmente a mi, me hace muy feliz. El final de la primera temporada ya nos daba la pista de a dónde iban a continuación: a New Vegas. Así que estos personajes que aparecen no pueden ser otros que la Legión de César y los Reyes, además de los mutaescorpius que… abrazan a Albóndiga.
Personalmente, Fallout: New Vegas es mi juego favorito de la saga, desarrollado por Obsidian en lugar de Bethesda (sí, los del meme de «antes era un aventurero pero recibí una flecha en la rodilla de Skyrim o el reciente Oblivion remastered). Si habéis jugado a Outer Worlds podréis intuir cómo es Fallout: New Vegas, mucho más mordaz y crítico que nunca.
Porque si, en el fondo, Fallout se trata de una crítica muy clara al capitalismo, a lo que puede llevar las decisiones de las grandes esferas para seguir enriqueciéndose sin que importe su impacto en las personas de a pie. Ya en la primera temporada nos muestran que es muy fácil ponerle un precio para vender el fin del mundo, y así es cómo cayeron las bombas.
Pero ya llegaremos a eso, porque antes de hablar de New Vegas y de sus habitantes, tenemos un par de juegos antes.El inicio de Fallout
La saga de Fallout ha pasado por varias manos, haciendo también que el juego evolucione en su forma de presentarse. La primera entrega salió en 1997, de manos de Interplay Productions, siendo una entrega mucho más clásica, centrada en el rol como podría ser Baldur’s Gate, y, algo que siempre odiaré, con un límite de juego (que sí, que está justificado, pero me da coraje).
Podríamos ponernos técnicos, y hablar de cómo surgió el juego a raíz de tratar de hacer un motor de juego basado en el sistema de GURPS, pero no es lo que nos importa aquí, aunque es muy interesante.
Interplay Productions dio paso a la ya conocida Bethesda, con Todd Howard al mando, y transformó el concepto que conocíamos de Fallout. Aunque manteniendo su esencia, con Fallout 3 cambió radicalmente. Pasó a ser un videojuego más centrado en la acción, dejando algo más de lado ese componente de RPG, convirtiéndose casi en un shooter. Podías tener esas reminiscencias de lo que fue, con el sistema de VATS por ejemplo, que pausaba el juego para poder -casi- asegurar, acertar al enemigo. Pero Todd Howard le dio un lavado de cara.
Y aunque Obsidian se encargó de Fallout: New Vegas en 2010, solo fue una cesión, porque Bethesda se ha quedado con la licencia, dándonos el Fallout 4 en 2015 y el Fallout 76 en 2018, el primo feo del que nadie habla porque es un juego servicio en línea que dejó mucho que desear.
Desde sus inicios en 1997, Fallout nos presentó un mundo rico y profundo que no tenía miedo en criticar las consecuencias de una sociedad marcada por el dinero. Los vestigios de la humanidad que solo trataba de sobrevivir a lo que le habían empujado y que bien nos podría pasar.
Para quienes no conozcáis la saga, tiene este aspecto retro futurista, de una sociedad que se quedó anclada en la estética de los años 50 o 60, al haber alcanzado supuestamente su pico en la evolución y creyéndose el centro del universo. El descubrimiento de la energía nuclear se estableció en la sociedad, no siendo necesario otro avance en ningún aspecto. Por motivos diferentes, pero la comparación más directa es Bioshock.
Aún así, tenían energía nuclear, así que, ¿por qué no experimentar con ella? Dio lugar a una tecnología muy superior a lo que cabría esperar, creando las armaduras que hemos visto de la Hermandad o armas de energía con plasma o células de fusión para, literalmente, desintegrar y derretir a tus enemigos.
Se podrían decir muchas más cosas en este sentido, pero no es nuestro objetivo aquí, así que no puedo hacer otra cosa que recomendar el vídeo de Anna Morales –SizeMatters-, que explora estos aspectos de una forma como solo ella sabe (y ya que estamos, suscribíos a su canal, que hace un contenido súper interesante).
Pero ya está bien de desvariar e intentar venderos la saga, vamos a entrar en materia.
