Estrenar ahora una película como En un Barrio de Nueva York es ideal teniendo en cuenta la actual situación política estadounidense, que incluso acabado el periodo Trump, el país sigue teniendo en actualidad los menores migrantes como una asignatura pendiente.
Mensajes sociales aparte, En un Barrio de Nueva York es la adaptación
cinematográfica del musical In the Heights, que se estrenó en Broadway
en 2008 y arrasó en crítica, premios y taquilla. Una historia escrita décadas
atrás, pero que demuestra que poco hemos avanzado si su temática sigue estando
de actualidad.
Preparad las palomitas y empecemos este recorrido por el barrio Washington
Heights y lo que nos ofrece.
La comunidad latina en USA
Con narrativa propia de un musical, esta película nos expone las vidas, ritmos
y día a día del barrio Washington Heights, en Nueva York, poblado
principalmente por personas de origen latinoamericano, que emigraron tiempo
atrás en busca de poder ganarse la vida, y de sus hijas e hijos, emigrantes
que llegaron al supuesto país de las oportunidades siendo menores de edad,
conocidos hoy día como los dreamers.
Aunque hay varias historias que conforman el film, todas son relatadas
y centralizadas a través del personaje de Usnavi, un chico a punto de
alcanzar la treintena de edad, que no ve evolución en la dura vida neoyorkina
y desea volver a su país de origen, para reflotar «El sueñito», un local que
reconoceríamos aquí como un chiringuito de playa.
Hace tiempo alguien me dijo que mucha gente de Latinoamérica, sin
concretar países, si veían un local o un vehículo con un nombre que les
llamaba la atención, nombraban a sus hijos e hijas con ese apelativo. O sea
que si pasaba un camión con el nombre Ford, pues así podría bautizarse un
chamaco, pronunciándose además como dictan los fonemas latinos, al igual que
el jugador James, que no se pronuncia «yeins», si no tal cual suena.
Honestamente, en aquel momento pensé que mi amistad me estaba contando la
típica leyenda y que no sería muy verídico. Y resulta que al ver En un barrio
de Nueva York, me he acordado de aquella anécdota porque, información veraz o
no, resulta que el nombre de Usnavi tiene un origen similar. El padre de
nuestro protagonista vio un barco al llegar a Nueva York y a ver el nombre de
dicho barco, pensó que sería un gran nombre para su hijo, el tal Usnavi. El
barco era de la armada norteamericana: U.S. Navy.
En el barrio convive gente de diferentes orígenes, boricuos, salvadoreños,
dominicanos, y cubanos principalmente. Se muestran banderas y se hacen
referencia a otros países como México, aunque no están representados por los
personajes principales de la película. En general, cada emigrante,
independientemente de su país de origen, representa a todos los demás puesto
que las dificultades son las mismas. Y aunque España no está en América, me
hubiera encantado ver una referencia a Charo Baeza:
En la parte del guion, se han esforzado en incluir referencias feministas, iconos y personalidades empoderadas latinas, como Chita Rivera, Celia Cruz, Frida Kahlo y, para que no todo fuera del mundo artístico, la primera jueza latina del tribunal supremo de Estados Unidos, Sonia Sotomayor. De hecho, la mayoría de los personajes femeninos pelean por sus sueños sin mirar atrás y sin sacrificarse por lo que quiera hacer con su propia vida su interés romántico.
Y todo es super ideal hasta que en una escena en una peluquería, que no podía estar más repleta de topicazos sobre mujeres cotillas, una mujer se refiere a otra, que ni siquiera está delante, como una «guarra» solo porque podría (y solo era una posibilidad) estar involucrada con el interés romántico de la que insulta. Al final, tanta buena intención de mencionar solo mujeres célebres latinas y poner personajes femeninos fuertes e independientes, echada por la borda por la misma tontería de siempre de la rivalidad entre mujeres por los machos, siendo estos ajenos y de tan buen fondo que son ellos los que se sacrifican por ellas. sin rivalizar nunca por ellos. Para rematar, también tenemos la escena en una discoteca donde el varón no se atreve a bailar, pero al estar ella deseando mover el cuerpo al son de la música, le insta a que baile con quien quiera. Ella sigue la indicación y a continuación, tanto él como su amigo, la acusan de bailar con otros para dar celos. Inaudito.
Debo mencionar con especial cariño al personaje Abuela Claudia, interpretada por Olga Merediz, que repite el mismo papel ya que ella también tuvo el mismo papel en el musical de Broadway. Es el símbolo representativo y de unión de todas las personas del barrio. De las primeras en llegar, dando siempre ejemplo y con el cielo ganado, toda la comunidad le rinde pleitesía y merecido respeto. Es la que mejor representa la mierda de dura vida que te espera en otro país, si tu viaje no consiste en un traslado en una empresa con distintas sedes internacionales, por ejemplo, si no en coger lo poco que tengas y plantarte con una mano delante y otra detrás, para salir adelante. Su canción Paciencia y Fe, junto con la performance, lo expresa todo.
Dando ritmo al día día de la comunidad latina
Como buen musical, el director Jon M. Chu nos expone una planificación acorde a cada acorde y estado de ánimo de cada escena, con una cuidada dirección de fotografía y escenografía por parte de Alice Brooks y la dirección artística de Brian Goodwin y Chris Shriver, que se han encargado de combinar la alegría de las culturas latinas, con los sobrios tonos de un trabajo poco valorado y visibilizado.
Y hace falta que tenga buena marcha, ya que la narrativa es en su mayor parte cantada, pudiendo llegar a saturar la falta de pausa entre canción y canción, sobre todo cuando te interesa cómo se siente cada personaje, una empatía que se puede distraer al compás de cada melodía cantada y bailada.
Cuando creía que a nivel dirección no me podría sorprender más, una de las canciones finales volvió a conseguir mi total atención. Una coreografía en pareja con un Nueva York al fondo, casi lejano pero esperando (lo cual es muy simbólico), y una fachada de un edificio que parece un personaje bailando más. Jon M. Chu ya tiene redaños en esto del baile con la saga de películas Step Up (Un paso adelante) y vídeos musicales, entre otras obras, y toda esa experiencia la podemos ver bien plasmada en En un barrio de Nueva York, con puntos álgidos en los que ya quisieran los de La La Land.
¡Que el ritmo no pare incluso en el estreno! Los compañeros/as de Warner incluso nos deleitaron con un baile de inicio, vaticinador de uno de los mensajes de la guionista y dramaturga Quiara Alegría Hudes: por muy dura que sea la vida de la comunidad latina, nunca dejarán de llevar la alegría de su cultura consigo.
Ser super-extranjero
Tengo un amigo de origen polaco, que llegó en su adolescencia a España en la década de los 80. Montó una empresa y le fue muy bien, incluso ha podido sobrevivir a los tiempos de crisis vividos en este país como la del ladrillo, la que más ha afectado a su negocio. Esta persona me contó, que él se había convertido en un super-extranjero, porque en España seguía viviendo los prejuicios de la gente por su acento, y porque cada vez que vuelve a Polonia, apenas reconoce las calles de su localidad natal, ni las gentes. Cada vez hay menos elementos que le aten a su lugar de origen, pero no termina de poder enraizar del todo en su país de adopción, donde ha prosperado laboralmente e incluso formado una familia, porque siempre será «de fuera».
En En un barrio de Nueva York, elementos como el uso del spanglish nos transmiten lo que es ser super-extranjero; no es el idioma del destino, ni el de tu origen, es una mezcla que denota el limbo en el que se encuentran los personajes, pero que a efectos prácticos, no valen ni para un lado ni para el otro, solo para estos super-extranjeros/as. La historia del personaje Nina Rosario, es la más representativa de quienes no tienen lazos afianzados en cada parte, puesto que pese a ser una fuera de serie, pudiendo entrar en la universidad Stanford, nota la diferencia de trato tanto en su comunidad, que la tiene en un pedestal, como en la universidad, donde dan por hecho que no es una cualificada estudiante, si no personal laboral.
A cualquier amante de los musicales le encantará esta adaptación de In the Heights a la gran pantalla, aunque no ofrece solo baile y canciones, también nos muestra, con toda la rudeza y sin obligados finales de cuentos de hadas, una realidad que bien nos vendría mirar sin filtros y reflexionar, en un mundo que quiere ser global a nivel económico, pero no parece tan dispuesto en lo social.
El 18 de junio de 2021 estará disponible en cines de toda España En un barrio de Nueva York.