Hoy os traemos el análisis de Antro para PC (Steam). Cuando hablamos de juegos de ritmo, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza? Si eres fan del género, seguro que piensas en Hi-Fi Rush o Crypt of the NecroDancer. Y si tiramos un poco más atrás, nos vienen clásicos como Dance Dance Revolution o Bust-A-Groove. Pero si hablamos de juegos que realmente exploten el hip-hop como mecánica, mejor nos paramos un segundo… porque aquí hay algo especial. Y si no conoces PaRappa the Rapper, búscalo ahora mismo: es historia pura del género.
Antro, la ópera prima de Gatera Studio, mezcla runner, puzles y una estética distópica y opresiva, todo al ritmo de beats urbanos que no solo marcan el paso, sino también el tono narrativo. Amor por la cultura underground, flow en cada paso y un exquisito uso del hip-hop como columna vertebral de la historia. ¿Quieres saber más? Entonces corre. Corre y no mires atrás.
Letra en la sombra: Narrativa y argumento
En Antro, el mundo ha sufrido El Colapso del que no se nos dan demasiados detalles, pero sí sabemos que la humanidad ha sido reducida a aproximadamente un 1%. La nueva sociedad se organiza en estratos verticales según la profundidad: cuanto más abajo vives, más pobre eres y más duros son los trabajos forzados a los que estás sometido.
El sistema está gobernado por La Cúpula, una entidad totalitaria que ha prohibido el arte en casi todas sus formas, incluyendo la música (deberían haber empezado por prohibir los lunes). La vida de las clases bajas se reduce a trabajar, dormir para seguir trabajando… y morir. Apenas hay espacios para la socialización o el ocio, aunque algunos puntos clandestinos resisten, porque ya lo decía Malcolm en Jurassic Park: «La vida se abre camino.»
Es como Mirror’s Edge, pero con más flow y menos vértigo.
Nuestro protagonista, Nitch, es un mensajero que debe entregar un paquete que lo llevará a cruzarse con Los Discordantes, un grupo rebelde que se opone al régimen de La Cúpula. A través de su viaje —o más bien, su huida— iremos conociendo más sobre el mundo que habitamos.
Y no lo haremos leyendo notas o documentos coleccionables (aunque se mencionan al principio del juego), sino a través del entorno visual: los carteles propagandísticos, los mensajes de La Cúpula colgados por todos lados, y las letras de las canciones que suenan durante los niveles. Es un ejercicio narrativo más directo que sutil, quizás no tan simbólico como otras propuestas 2.5D como Little Nightmares, pero sí con intención clara.
Hay ecos de Mirror’s Edge en su combinación de distopía y paquetería, o incluso de Oddworld en el ambiente opresivo (aunque aquí la amenaza es humana, no alienígena). Pero Antro consigue usar esas influencias y hacer algo propio, con un mensaje que se siente cercano, con carácter y con flow.
Al final, todo eso —la narrativa, la atmósfera, la música— es lo que nos impulsa a seguir subiendo por los distritos de La Cúpula…
Bueno, eso y que el juego es muy disfrutable.
Primer Beat – Primeras Impresiones
Ya desde el primer minuto, Antro deja claro que quiere jugar en una liga distinta. Gatera Studio se lanza a explorar un territorio poco habitual: un juego de ritmo donde el hip-hop más urbano no es solo ambientación, sino motor jugable y narrativo.
Lo primero que llama la atención es su diseño artístico tan marcado. Empezamos controlando directamente a nuestro protagonista, Nitch, en lo que parece ser una habitación subterránea. Antes de movernos, eso sí, nos encontramos con un bloque de texto, al coger el primer coleccionable, que busca ponernos en situación. Aunque entiendo la intención, creo que la exposición inicial podría haberse integrado de forma más fluida, porque corta el ritmo y desentona con la narrativa visual que el juego explota tan bien después.
¿Y qué hago cuando llegue a un precipicio? Entonces salta, salta y no mires atrás.
Una vez tomamos el control, la experiencia se vuelve más orgánica: interactuar, saltar, escalar, huir… todo se presenta sin tutoriales explícitos. Es un arranque silencioso pero intrigante, con una voz en off que nos lanza una advertencia: “No la jodas”. Y claro, ya que estamos habrá que obedecer.
En cuanto arranca el beat —un hip-hop patrio que marca el paso y la tensión— ya estamos completamente dentro del viaje de Nitch, que nos llevará a descubrir una Barcelona post-colapso que ya no es la que recordábamos.
Flow de Supervivencia: Mecánica y gameplay
A ritmo de hip-hop, lo que tenemos que hacer en Antro es simple en apariencia: saltar obstáculos, devolver proyectiles, deslizarnos por el suelo… todo mientras Nitch no para de huir. Aquí no nos preocupamos por movernos hacia adelante: el juego avanza automáticamente. Nuestra tarea es reaccionar, fluir y ejecutar con precisión.
La clave está en que todas estas acciones están alineadas con el beat y el tempo de las canciones de fondo. Hay una intención clara de que el input del jugador coincida con el ritmo, y en la mayoría de los casos lo consigue con éxito. Cada nivel es, en esencia, una canción coreografiada, donde cada salto o impulso forma parte de una coreografía de supervivencia.
Entre niveles principales, el juego introduce fases de interludio que conectan zonas, y casi siempre incluyen algún pequeño puzle tipo Simón dice, donde debes memorizar una secuencia de botones y reproducirla al ritmo de la música.
A veces, hay momentos en los que es un poco confuso por dónde tienes que tirar, aunque no tardarás en resolverlo porque es cuestión de ensayo y error, pero quizás hubiese ayudado aquí el tener un botón para resaltar bordillos o huecos por unos segundos.
Aquí no corres tú, corre el beat. Tú solo te agarras y rezas para que el salto llegue al otro lado.
Confieso que mi mayor reto aquí no fue el ritmo, sino el mando: venía de analizar un juego en Switch, y al pasar al mando de Xbox —con los botones A, B, X e Y en posiciones totalmente distintas— mi cerebro explotó. Por suerte, lo solucioné rápido: cambié al teclado, y asunto resuelto. No me escondo. Si me puedo ahorrar una frustración más en la vida, mejor… ¡qué bastantes tiene ya Nitch con lo suyo!
En este tipo de juegos, la animación del personaje y las físicas deben estar muy medidas. En el mundillo se conocen bien los problemas que han tenido algunos juegos de Sonic The Hedgehog al cambiar las físicas originales de la trilogía de Mega Drive (sí, Sonic & Knuckles siempre va con Sonic 3, gracias por venir a mi charla TED del erizo de Sega). En Antro, al principio, la animación de Nitch puede resultar algo extraña, pero cuando suena la música, todo encaja: las zancadas están marcadas al ritmo, y el timing está muy bien afinado.
Mención especial a una de las fases más divertidas del juego, en la que todo se rompe: el juego manda a paseo sus propias reglas físicas y empieza a jugar con la gravedad, la perspectiva y la psicodelia visual. El tempo de la música no solo acompaña: te guía, te dice cuándo saltar, cuándo caer, cuándo moverte. Un twist que te saca una sonrisa justo cuando creías que ya lo habías visto todo.
BPM Técnicos aka. Rendimiento
En un juego de flow y que se basa tanto en el tempo, el rendimiento y las físicas es un tema. Gráficamente el juego se comporta, no posee un alarde gráfico que sorprenda y el estilo artístico ayuda, es de estos casos en los que no se si el estilo artístico se ha desarrollado para disimular el apartado gráfico o viceversa, pero da igual porque el resultado no desmerece. El tipo de juego que es, y el ritmo tampoco exige mucho mas aquí, pero en aquellas escenas donde la cámara esta cerca del personaje sí que se nota alguna textura en baja resolución o la baja carga poligonal.
Aquí intento ser objetivo, porque yo debido a mi ritmo de vida uso mucho los juegos en modo portátil, por lo que plataformas como Switch o Steam Deck son para mi mis primeras opciones siempre, pero un juego de este tipo luce muchísimo mas en portátil porque todas esas carencias graficas son mucho menos visibles y apenas perceptibles.
Aunque aun no tiene verificado de Valve, el juego funciona en Steam Deck a unos estables 40 fps, pero con el contratiempo de que no tiene cross-save por lo que tienes que tener partidas independientes en Steam Deck y sobremesa, pero según como sea tu forma de jugar quizás esto para ti no sea contratiempo. En PC de sobremesa el juego tiene unos FPS estables que es lo que requiere un juego de este tipo.
¿Te gusta el hip-hop? Bien. ¿No? Pero ojo que igual te acaba gustando.
En cuanto a la banda sonora, poco se puede decir salvo que sino te gusta el hip-hop o no lo toleras, este no es tu juego. Si el hip-hop y arte urbano es lo tuyo, abre la puerta y ponte cómodo.
Martí Valverde Bosch es el artista responsable de dar forma sonora a Antro, y su trabajo aquí no es un simple acompañamiento: es el motor del juego y lo que le da alma. La selección de temas que acompaña cada nivel me parece brillante. Y aunque no tengo el dato confirmado, diría sin miedo que las canciones fueron compuestas primero, y luego el juego se diseñó sobre ellas, mostrando un nivel de exquisitez poco común en el diseño jugable.
La música no solo acompaña la narrativa: la impulsa. Y no hablo solo de los temas vocales —que son sin duda los más potentes—, sino también de los instrumentales y ambientales, como “Drop” o “Cuestión de perspectivas”. Aquí la música no está puesta porque sí: es pilar, corazón y alma del juego. Y sin ninguna duda, su mayor fortaleza.
A los mandos, la experiencia se siente muy bien. La unión entre arte visual y diseño sonoro crea un viaje que atrapa desde el primer minuto. Además, el juego castiga poco al jugador por fallar: si te caes, si pierdes, vuelves a intentarlo casi al instante. Y eso no es casualidad: está muy medido.
Porque en este tipo de juegos, cuanto más tiempo pasa entre que fallas y que puedes volver a jugar, más fácil es que el jugador abandone. Antro lo sabe y diseña contra ese riesgo: mueres, respiras, vuelves al beat.
Mic Drop: Conclusión
Con todo lo anterior, Antro es una experiencia jugable que merece ser disfrutada, porque se nota la intencionalidad del estudio en cada decisión de diseño. La única advertencia real sería que, sinceramente, no te guste el hip-hop o el R&B.
Y aun así, si dudas… tiene una demo gratuita en Steam, así que no hay excusa para no darle una oportunidad.
Tiene la duración justa, ni más ni menos, y un precio ajustado que no va a echarte para atrás. Pero lo que realmente se agradece es encontrar juegos que son más que sprites bien colocados, productos que no solo buscan funcionar, sino decir algo. Juegos con alma, con diseño, con intención.
Antro lo tiene. Y para mí, eso hace que sus carencias no pesen, porque están al servicio de una propuesta que quiere dejar huella.
¿Es una experiencia perfecta? No. Hay algún momento puntual en el que no queda del todo claro hacia dónde avanzar, y puede surgir algo de confusión. Pero incluso ahí, el juego no frustra, porque todo se resuelve con ensayo y error, y porque el ritmo no se rompe. Al revés: te mantiene dentro, te empuja a seguir.
Antro ya está disponible para PlayStation 5, Xbox Series X|S y PC. Este juego ha sido analizado en un ordenador de las siguientes características:- Sistema Operativo: Windows 10 Pro
- Procesador: i7-7700HQ 2,80 GHz
- Memoria RAM: 16 GB
- Disco Duro: 2TB
- Tarjeta Gráfica: Geforce GTX 1070 8GB
Antro
Antro es una experiencia corta pero con alma, que brilla cuando deja que la música lo guíe todo. Si conectas con su ritmo, te vas a divertir… y quizás, incluso, emocionar un poco.
Lo mejor
- La música como motor del juego
- Propuesta con alma e intención
- Ambientacion coherente y momentos brillantes
- Escasa penalización por fallar
Lo peor
- Falta de claridad en algunos tramos
- Costuras gráficas en determinados planos
- Si no conectas con el hip-hop, estás fuera
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Historia
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Jugabilidad
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Apartado artístico
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Apartado sonoro