Ya hemos tenido la oportunidad de ver la última película de Warner Bros. para los cines: Una película de Minecraft. Quizás, siendo el medio que somos, siempre acaba generándonos un gran interés el poder añadir una nueva adaptación a nuestra lista de «vistos», y más con los últimos aciertos dentro de este campo a lo largo de los años. Sí, las adaptaciones de videojuegos siempre han estado condenadas. Es por ello por lo que, con el anuncio de esta cinta, muchos se preguntaban cómo iban a convertir un juego sin historia fija en una película con una trama coherente. Quizás, esa siga siendo una buena cuestión.
Con Jason Momoa y Jack Black liderando el elenco, el proyecto promete ser, al menos, entretenido. Pero la gran incógnita no deja de sobrevolar sobre nuestras cabezas: ¿han conseguido cavar profundo y encontrar diamantes o se han caído de bruces a la lava? Vamos a picar siguiendo todos los trucos en nuestra crítica de Una película de Minecraft para ver qué encontramos.
Con dos lingotes de metal y un palito…
Una película de Minecraft nos lanza al famoso mundo cúbico del videojuego, pero no sin antes pasar por el mundo real con sus actores de carne y hueso. Para ello, la historia sigue a Garret, Henry, Natalie y Dawn, un grupo de inadaptados a los que, tras un incidente con una reliquia, descubren un portal para llegar al Overworld. Allí tienen que sumar fuerzas con Steve, un hombre que lleva en el lugar encerrado durante muchos años, para lograr derrotar a la villana que amenaza con acabar con toda la felicidad: Malgosha.
De este modo, el guion toma el clásico tropo del «grupo dispar que necesita trabajar en equipo», añadiendo multitud de guiños a los jugadores veteranos y siendo acompañado por una estética muy fiel al juego original. Aunque sobre el papel esto puede parecen emocionante y puede servir de base para una gran historia, el resultado no acaba de encajar por completo.
Ya lo habíamos anunciado, adaptar la historia de Minecraft al cine no es sencillo, ya que, aunque hay puntos recurrentes en muchas aventuras, cada jugador o grupo acaba creando la suya propia. Es por ello que los guionistas han tratado de encontrar esos lugares comunes que todos conocemos, añadiendo, además, al personaje de Steve para que sirva de mentor del grupo y pueda explicarles las mecánicas de ese mundo (sin el cual, a nuestro juicio, sería complicado).
De este modo, la historia acaba avanzando a gran velocidad, con apenas algunos instantes para racionalizar lo que estamos viendo. Con los más pequeños es probable que esto acabe funcionando, acercándose a ese método de visualización actual donde las locuras y la agilidad son imperantes; pero los adultos adolecerán de esta narrativa vacía cargada de conveniencias y, en ocasiones, simplemente, momentos sin sentido. No negamos el esfuerzo aparente por querer añadir las mecánicas propias del juego (como la minería o la construcción), pero ante la historia propuesta, acaban presentándose como un pegote que desentona en multitud de situaciones.
No siempre, y eso es algo que también tenemos que comentar. Las referencias al mundo y lore de Minecraft se sienten maravillosas y algunos de los gags cómicos acabaron sacando una buena carcajada dentro de la sala. Quizás, como la propia película acaba definiendo, es solo una entre muchas historias de Minecraft. Es una pena que no haya podido llegar a algo más elaborado (aunque dejan la puerta abierta: hay escena post-créditos). Y hablando de las dos escenas post-créditos, y a título personal, he de reconocer que la primera me hizo mucha gracia. Dicho queda.
Este caos narrativo acaba permeando en los personajes y su evolución (por decir algo) a lo largo de toda la película. La velocidad rompe todo desarrollo, con muchas escenas de supuesta superación que parecen no tener un contexto previo sobre las que asentarse. Como siempre suelo decir: es una pena. Creo que el afán por querer divertir o empatizar con el público más infantil truncó la aparición de buenos personajes.
Como grandes elementos de la película de Minecraft tenemos a Jason Momoa y a Jack Black. El hecho de que hable de ellos en colectivo es porque su interpretación es muy similar: tienen presencia y aportan toques de humor, pero acaban rozando en múltiples ocasiones la caricatura y el histrionismo (incluso cantando).
Creo que todo el equipo era consciente del potencial de sus dos personajes, ya que sobre ellos recae la mayoría de situaciones aparatosas, pero esta dependencia elimina de la ecuación a los demás personajes, siendo el único que medio se salva Henry -Sebastian Hansen-, más que nada por ir en compañía de los antes mencionados. De este modo, es complicado sentir como propios esos momentos y acabas viendo las escenas como gags que fluyen en secuencia. Peor situación tienen los personajes de Natalie -Emma Myers- y Dawn -Danielle Brooks-, con apenas desarrollo y finalizando como enter desdibujados.
Un mundo lleno de alegría y… ¿es esa la música original?
No todo sigue la misma factura regular que la narración: el apartado visual es uno de los mayores aciertos de Una película de Minecraft. Aunque esa dualidad entre lo humano y lo digital choca al inicio, pronto acabarás entrando de llenos dentro de ese mundo. Las criaturas, los paisajes y los efectos especiales están muy logrados, respetando en todo momento esa estética pixelada, pero actualizándola a la nueva realidad (¡y qué bien quedan!). Sí que es cierto que hay situaciones en las que se nota que las interacciones humano-digital no están bien implementadas, pero no son las causantes de que puedas salirte de la película.
Eso sí, vista ahora, creo que podrían fácilmente aprovechar lo creado para desarrollar cortometrajes u otros elementos que solamente utilicen el apartado digital y sirvan para ampliar el lore de Minecraft. Creo, opinión personal, que es algo en lo que acabarían ganando.
Por su parte, la banda sonora acaba cumpliendo con algunos momentos en los que destaca llenando la sala con secuencias melódicas que se inclinan hacia la acción y la aventura. Pero no podemos olvidar que existe una música que tenemos muy integrada dentro de nosotros y no ha querido perderse el evento. No son pocas las ocasiones en las que suena el tema principal y te traslada a esa silla en la que esperas pacientemente que cargue el mundo que creaste. Del mismo modo, los efectos de sonido son uno de sus puntos fuertes, integrando los más característicos de manera natural dentro del mundo de la película de Minecraft.
Conclusiones: ¿qué nos ha parecido Una película de Minecraft?
Una película de Minecraft es una adaptación entretenida que respeta el material original estético, pero que no remonta en lo narrativo. Es cierto que cualquier espectador podrá pasarlo genial con las distintas situaciones sacadas en su mayoría de la más casual de las partidas, pero su poco enfoque acabará por disminuir el deleite de cualquier. Por lo demás, mezcla el humor y la acción con muchas referencias (incluida la música) que conseguirá sacar una sonrisa a cualquier fan que se precie.
Como se ha podido sobreentender, no es una película que redefina el género ni que vaya a convertirse en un clásico: es más bien un producto con una factura visual y musical más que correcta, pero con una falta de narrativa bastante grave.
Una película de Minecraft llega a los cines el viernes 4 de abril de 2025. Agradecemos a Warner Bros. que nos haya permitido ir al pase de prensa para disfrutar de este estreno.