Para los amantes de los metroidvanias, hoy os traemos el análisis de The Last Faith para PlayStation 5, un juego que Kumi Souls Games nos tiene el placer de ofrecer y que bien podría haber sido el hijo bastardo entre Bloodborne y Blasphemous, ya que, como veremos más adelante, bebe mucho de ambas corrientes.
¡Los benditos y los embrujados serán juzgados por la misma vara! Os aseguramos que también lo serán con el presente análisis que os invitamos a leer y disfrutar, ¡adentrémonos juntos en este mundo gótico de oscurantismo y maldiciones para comprobarlo!
El mal de Mythringal
En The Last Faith encarnaremos el papel de Eryk, un guerrero cuyos pasos le llevan a la maldita ciudad de Mythringal donde una extraña aflicción/maldición afecta a sus ciudadanos y termina por convertirlos en bestias sedientas de sangre. Lamentablemente, Eryk no está exento de la misma, por lo que luchará por sobrevivir y encontrar una cura, así como por no sucumbir ante los diversos peligros.
Momentos importantes de la historia vendrán acompañados de unas increíbles cinemáticas pixel art |
Con este argumento, que bien podría tratarse del de Bloodborne 2, comienza The Last Faith, un metroidvania con varias zonas diferenciadas e interconectadas entre sí y con un fuerte componente backtracking una vez obtengamos una habilidad especial nueva, de forma que se incentiva y recompensa la exploración.
The Last Faith poseerá diversos aspectos soulslike ya vistos y que recordarán bastante a los juegos de Fromsoftware, como la perdida de experiencia en el lugar de la muerte y la posibilidad de recuperarla si llegamos ilesos a nuestro lugar de muerte, características vistas en juegos como Blasphemous 1 y 2, juegos de los que está claramente inspirado, o Hollow Knight.
Eryk poseerá gran cantidad de habilidades más allá de esgrimir armas, como la de lanzar hechizos |
Pero a su vez The Last Faith pretende diferenciarse un poco de estos últimos con algunos aspectos jugables de los juegos de Fromsoftware que no se han llevado antes a los metroidvanias. Es quizás esta diferenciación la que lleva al juego a una leve customización inicial del personaje donde podremos elegir entre cuatro profesiones diferentes, cada una con sus propias estadísticas iniciales. De esta forma, Erik podrá ser un guerrero, un rebelde, un contempla estrellas o un especialista en tiro (vamos, el guerrero, pícaro, clérigo y mago de toda la vida), y debemos decidir cuál de ellas se adecua mejor a nuestra forma de jugar, ya sea porque nos centremos más en si somos de atacar a distancia con armas, de usar conjuros o armas cuerpo a cuerpo. Estas estadísticas no serán fijas, pero sí marcarán el inicio del personaje y podremos aumentarlas a lo largo de la aventura entregando la experiencia o «almas/ecos» acumulados a un determinado personaje (el equivalente a la muñeca del Bloodborne). Erik tendrá también varios objetos consumibles que curarán estados alterados o aumentarán la vida perdida; además, se parecen sospechosamente a los viales de sangre de Bloodborne. Solo podremos llevar con nosotros una cantidad determinada de todos estos objetos consumibles, el resto quedarán guardados en un almacén (como podéis ver, las referencias a Bloodborne son constantes y bastante claras).
Al principio del juego se nos invitará a elegir qué tipo de juego queremos llevar |
Aparte, a lo largo de la aventura nos encontraremos con gran cantidad de armas que, aparte de cada una tener un set de movimientos diferentes, escalarán al igual que en una saga Souls, es decir, que si estamos cómodos con un arma que escale con destreza, deberemos de subir dicho atributo y no fuerza para hacer más daño con ella. Es quizás este el elemento que más lo diferencia de juegos como Blasphemous y Hollow Knight donde nuestro personaje progresa según el juego avanza y vamos consiguiendo potenciadores y siempre dentro de un límite; en su lugar, si se nos atraganta un jefe final o una zona concreta, bastará con farmear para subir los parámetros de nuestro personaje para hacernos más fuertes.
Los puntos de control facilitarán enormemente la aventura |
Volviendo al personaje de Erik, este podrá saltar, esquivar, atacar, usar un arma secundaria (arma de fuego o hechizo, que gastarán munición o barra de magia respectivamente) o utilizar un consumible. También podrá consultar el mapa (con posibilidad de marcar puntos de interés concretos para volver más adelante) y tener dos armas equipadas e intercambiarlas en cualquier momento. Inexplicablemente, y algo que no entiendo, es porqué no es capaz de atacar estando agachado al igual que, si atacamos mientras saltamos, el salto se interrumpirá empezando a descender. Mencionar que el juego no tendrá un botón de pause propiamente dicho, ya que, al igual que en Elden Ring o Dark Souls, el juego continua y su acción sigue avanzando mientras nos movemos por los diferentes menús del juego, por lo que si queremos cambiar equipo (armas, talismanes, etc.) que sea mejor cerca de un punto de guardado o zona segura libre de enemigos.
De vez en cuando podremos ejecutar un «Fatality» a determinados enemigos |
El juego, como todo soulsvania que se precie, es bastante exigente, pero no injusto, y es muy de agradecer que desde el principio existan ciertas facilidades como el viaje rápido entre puntos de guardado (cosa que nos ahorra mucho tiempo, especialmente si queremos gastar nuestra experiencia en la «zona segura» comprando armas o subiendo en algún punto nuestras estadísticas), o la existencia de determinados puntos de control que, aunque no sirvan para grabar partida, en caso de muerte no nos obliga a realizar todo el recorrido de nuevo.
El mundo de The Last Faith
La historia de The Last Faith nos invita a conocer los eventos ocurridos en Mythringal de forma bastante fragmentada y leyendo los diversos objetos coleccionables que iremos encontrando a lo largo de la aventura, tal como empezó a hacer Demon´s Souls y como se hace a día de hoy en bastantes títulos. La parte negativa de este aspecto es que quizás está demasiado fragmentada, y, personalmente, tras bastantes horas de juego, no me he terminado de enterar muy bien de qué trata el argumento; la pena de todo esto es que como consecuencia de ello se llega a perder totalmente el interés.
Todos los objetos tienen algo que contar, y ello es la historia de The Last Faith |
Pese a todo, The Last Faith maravilla tanto por sus aspectos visuales como sonoros, destacando su precioso apartado artístico y gráfico, empapado de niveles plagados de todo lujo de detalles aderezados con un precioso scroll parallax con muchos fondos que se mueven a diferentes velocidades mientras nos desplazamos, además de un cuidado pixel art bastante bien animado y definido, especialmente en las cinemáticas. No obstante, determinados aspectos como cuando abrimos el mapa o cuando hablamos con determinados personajes NPC harán que notemos que sí hay ciertos detallitos descuidados, pareciendo que le faltan pulir pequeños detalles.
Las dos gárgolas, un claro homenaje a los jefes finales de Demons Souls y Dark Souls 1 |
Respecto a su apartado sonoro decir que destaca notablemente, especialmente en los jefes finales donde las partituras vienen acompañadas de diversas voces a coro que trasmiten una fuerte sensación de un aire gótico y oscuro que nos pondrán los pelos de punta, o en la cantidad de efectos sonoros que adornan la banda sonora de nuestro viaje, con voces tosiendo, efectos de lluvia o de monstruos reptando en la distancia.
Solo por su maravilloso apartado artístico y lo divertido que es merece la pena jugarlo |
Y es precisamente en este aspecto, el sonoro, donde el juego brilla y chirría al mismo tiempo, ya que pese a que hace un momento he soltado elogios sobre su apartado sonoro, he de admitir que existe una transición muy tosca entre pantallas y zonas, ya que algunas melodías o efectos se cortan de una forma un tanto abrupta y poco elegante que deja una amarga sensación final de que no se ha terminado de pulir del todo. No solo esto, si caemos de una zona a otra, en vez de ver a Eryk caer desde la zona superior de la nueva zona, le veremos ya en el suelo, algo que rompe el dinamismo y llega desorientar un poco, algo muy importante en todo metroidvania. Mencionar que tanto Eryk como los diferentes NPCs del juego que nos vayamos encontrando, hablarán en un perfecto inglés que podremos disfrutar con textos en varios idiomas entre los que se encuentra el castellano.
Conclusión
Con The Last Faith nos encontraremos con una aventura muy entretenida que nos hará sufrir y disfrutar a partes iguales en un juego que será desafiante pero justo. The Last Faith divierte, eso no lo negamos, pero no arriesga apostando por varias fórmulas ya vividas en otros juegos del género que trasmiten una sensación final de que estamos jugando a un conglomerado de juegos ya vividos en donde las comparaciones serán inevitables y que harán que soltemos en más de una ocasión un «esto ya lo he vivido» con un continuo déjà vú.
El juego posee algunos pequeños defectos a nivel jugable y gráfico que apuesto serán corregidos en futuras actualizaciones y que no estropean para nada la experiencia del juego, pero sí que la mejorarían notablemente. Pese a todo ello, The Last Faith se trata de una muy buena oportunidad para todo aquel fan de los metroidvanias y de los soulslikes que quiera poner a prueba sus habilidades y una buena recomendación para todo aquel que le guste disfrutar de «lo clásico» con muy pocas innovaciones mecánicas.
The Last Faith ya se encuentra disponible para PlayStation 4, PlayStation 5, Nintendo Switch, Xbox One Series y PC.
Lo mejor
- Divertido metroidvania para jugar
- Grandes posibilidades de customización de personaje
- La dirección artística y su pixel art
- Algunas partituras son sublimes
Lo peor
- La transición entre zonas es algo tosca
- No arriesga a nivel jugable resultando muy poco original
- Le falta un pulido final a algunos aspectos jugables y gráficos