Hoy os traemos el análisis de Atelier Resleriana: The Red Alchemist & the White Guardian para PC, la nueva entrega de Gust y Koei Tecmo que celebra casi tres décadas de alquimia con un cóctel de tradición y novedades. Aquí conoceremos a Rias, una aprendiz optimista que descubre su talento para la alquimia, y a Slade, un joven marcado por el legado de su padre y su misterioso Geist Core, mientras juntos tratan de devolver la vida a la ciudad de Hallfein.
Exploración por la luminosa Lantarna, combates estratégicos en la línea del tiempo, un sistema de síntesis que premia la experimentación y hasta gestión de tienda y pueblo para sentir que cada poción, arma o tarta de manzana tiene un impacto real en el mundo. Y si todo esto te suena tan inesperado como ver a Ryza regateando en un mercadillo, sigue leyendo y descubre por qué este Atelier puede ser el más redondo y acogedor de la saga.
Historia: Un regreso a casa
La saga que hoy nos ocupa tiene un legado longevo a sus espaldas. Desde su primera iteración en 1997 con Atelier Marie, la serie ha mantenido señas de identidad muy claras: protagonistas carismáticas, mundos de fantasía por explorar y un sistema de síntesis que invita a la experimentación. Con el paso de los años, la fórmula ha ido evolucionando, pero el mayor salto lo encontramos en 2019 con la llegada de Atelier Ryza, que supo revitalizar la saga, y más tarde con Atelier Yumia, que apostó por escenarios abiertos y una narrativa más profunda. Como dato curioso, Yumia fue además el Atelier con récord de ventas en su lanzamiento.
En esta ocasión, The Red Alchemist & The White Guardian continúa la misma línea temporal de Atelier Resleriana: Forgotten Alchemy & Polar Night Liberator (2024) y nos presenta a dos nuevos protagonistas: Rias y Slade, cuya historia girará en torno al regreso a su ciudad natal y el misterio que la envuelve.
El lugar al que ansían volver es Hallfein, un pequeño pueblo situado en la intersección de las provincias de Lukluk, Yuggel y Oazes. Antaño fue un próspero centro de comercio entre naciones, pero una tragedia ocurrida hace doce años provocó su aislamiento y sellado. Estas tierras forman parte del continente de Lantana, un reino que floreció gracias a la alquimia hace siglo y medio, aunque el arte fue cayendo en el olvido con el paso del tiempo.
Los caminos de Rias y Slade, pese a sus diferentes orígenes, se cruzan precisamente en Hallfein. De camino al pueblo tras levantarse la restricción de acceso, Slade viaja junto a su compañera, la célebre arqueóloga El, cuando escucha un grito de socorro. Siguiendo su instinto, acude a la llamada y así conoce a Rias. Ambos terminan en una cueva oculta tras una misteriosa puerta que reacciona al brazalete que Slade heredó de su padre.
Allí descubren al tercer protagonista habitual de cualquier entrega de la saga: el Atelier. En ruinas pero lleno de posibilidades, el lugar cobra vida cuando Rias demuestra que posee el talento perdido de la alquimia y no duda en poner manos a la obra con el caldero. Y es que parece que Rias puede ver el poder que emana del Mana, cosa que Slade y la mayor parte de la población no puede. En este universo, el Mana es energía cristalizada que cae de los cometas y que lleva ciento cincuenta años escaseando. En ese momento aparece Randolf, sorprendido de verlos allí y aparentemente conocedor del pasado de Rias.
El encuentro desemboca en su regreso a Hallfein, concretamente a la oficina conocida como Star Landing, regentada por Camilla, la hermana de Rias. Tras una merecida reprimenda por invadir ruinas de incalculable valor, Camilla accede a dejarles continuar la investigación. Al fin y al cabo, fue gracias a Slade que el Atelier pudo abrirse, Rias parece tener un don innato para la alquimia y El aporta la experiencia y el renombre que respaldan al grupo (El no aprobaría que no se mencionará lo estupenda que es en este articulo).
Así da comienzo nuestra aventura: desentrañar el misterio que marcó a Hallfein hace doce años, al mismo tiempo que desarrollamos nuestras habilidades alquímicas, tejemos vínculos con nuevos personajes y nos reencontramos con viejas caras que arrancarán más de una sonrisa a los seguidores veteranos.
Jugabilidad: El ciclo Atelier renovado
Como buen Atelier, aquí nos encontramos con el ciclo jugable clásico de la saga: salir a explorar, recoger materiales como si fuéramos fans del Ikea mágico, darle vueltas al caldero para sintetizar objetos (Desde que jugué a Breath of the Wild siempre escucho a Link canturreando) y, por supuesto, pegarle cuatro collejas alquímicas a los monstruos de turno. La fórmula sigue intacta tras casi tres décadas, pero con matices que le dan aire fresco y la hacen más cómoda para el jugador moderno.
En la exploración, Hallfein funciona como base de operaciones desde la que salimos a recorrer minas, ruinas misteriosas e incluso los temidos Dimensional Paths: mazmorras que cambian cada vez que entras, lo cual es perfecto si eres de los que odia memorizar caminos (o de los que se pierden igual aunque no cambien). Aquí podemos alternar entre Rias y Slade: ella con su látigo para saltar obstáculos y él con su Geist Core, que básicamente convierte las rocas en polvo cósmico. Y si, es un juego del tipo Mapa e iconitos que te indican quest principal y secundarias pero tranquilo no llega a agobiar como un Assassin’s Creed.
Los combates vuelven al turno clásico con un sistema de timeline que nos deja manipular el orden de acciones. La idea es encadenar aliados para activar combos y Multi-Acciones, esas en las que te sientes un genio porque mezclas habilidades y objetos y sale un efecto brutal… aunque luego descubres que era más suerte que cálculo. La guinda es la Unite Gauge, que cuando se llena permite desatar ataques especiales dignos de coreografía de shonen. Tambien tiene un sistema de guardia parecido al parry que hace que te mantengas activo durante el turno enemigo.
En la parte de síntesis, regresa la lógica de colores de Resleriana junto a mecánicas como la Recipe Morph, con la que un objeto se transforma en otro distinto (perfecto si eres de los que empiezan intentando crear una poción curativa y terminan inventando un lanzallamas). El sistema es lo bastante sencillo para no perderte en tutoriales eternos, pero con suficiente profundidad para que los veteranos se queden horas exprimiendo materiales.
Novedades: Reconstruyendo Hallfein
La gran novedad está en la gestión de la ciudad de Hallfein. Y no, no hablamos de poner cuatro tiestos y listo, sino de un ciclo jugable que combina progreso narrativo y estrategia.
Mistletoe Miscellaneous, la tienda del abuelo de Rias, será nuestro cuartel general comercial. Aquí toca pensar qué objetos ponemos a la venta, porque los habitantes tienen sus caprichos. Y ojo, que no estamos solos: reclutaremos hadas para trabajar de dependientas, cada una con sus propios stats. Sí, por fin alguien que limpia la tienda por ti mientras tú estás matando slimes.
Star Landing, la sede del Proyecto de Restauración, dirigida por Camilla (la hermana mayor de Rias y especialista en echar broncas). Aquí invertimos dinero y materiales en los distintos distritos de Hallfein para abrir tiendas, mejorar barrios y desbloquear nuevas misiones.
Lo interesante es que todo esto no es un minijuego opcional, sino que el progreso de Hallfein marca el avance de la trama. Cuanto más crezca la ciudad, más visitas recibiremos de personajes de la saga y más contenido se abrirá. Así que sí, preparar pociones raras y venderlas no es solo postureo alquímico: es la clave para devolverle la vida a Hallfein.
En resumen: The Red Alchemist & The White Guardian mantiene la esencia Atelier de toda la vida, pero ahora con el plus de que te conviertes en alcalde, tendero y alquimista a tiempo completo. Un pack completo, vamos.
El gran crossover
Una de las señas de identidad de este Atelier es que no se queda solo en lo nuevo: también trae de vuelta a viejos conocidos y a mecánicas clásicas que harán sonreír a más de un fan.
En lo narrativo, la reconstrucción de Hallfein abre la puerta a que aparezcan personajes de entregas anteriores. Hasta 28 cameos confirmados, entre los que no faltan caras tan queridas como Ryza y Klaudia. No son simples apariciones de postureo: estos visitantes traen consigo misiones especiales, eventos de relación y recompensas únicas, convirtiéndose en pequeños guiños jugables que conectan el pasado con el presente. Vamos, que aquí el fanservice no es gratuito: te lo ganas currando en tu tienda y en la restauración del pueblo.
En lo jugable, vuelven mecánicas que son casi marca de la casa:
- El sistema de síntesis con colores estrenado en Resleriana.
- El Recipe Morph, que permite evolucionar recetas como si fueran Pokémon alquímicos.
- El remix de objetos, que recupera esa sensación de “vale, ahora mi poción cura y además explota, ¿quién necesita equilibrio?”.
- Y en combate, la combinación de turnos estratégicos con línea temporal y los Unite Attacks, que nos dan esos momentazos de combo que parecen sacados de un anime de madrugada.
Este “gran crossover” consigue algo difícil: mezclar nostalgia con novedad. Los jugadores veteranos encontrarán ecos de sus Atelier favoritos, mientras que los recién llegados lo vivirán como un juego redondo y completo, sin necesidad de haber memorizado todos los calderos anteriores.
Apartado técnico: Más bonito que nunca
En lo técnico, The Red Alchemist & The White Guardian cumple con nota sin necesidad de tirar cohetes. No es un portento gráfico que vaya a hacer temblar tu GPU, pero tampoco lo necesita: el juego apuesta por un cel-shading con estética anime que le sienta de maravilla.
Los personajes están muy bien diseñados, con trajes detallados, expresiones que transmiten y un acabado que hace que se vean vivos en pantalla. Los escenarios, sin ser hiperrealistas, resultan bastante agradables: bosques coloridos, ruinas con atmósfera y minas que cumplen su función de envolverte en la aventura. Aquí la dirección artística tira más que la potencia bruta, y la verdad es que funciona.
Hallfein tiene un diseño muy bonito, con sus callejones, su arquitectura que recuerda a una aldea europea y a medida que la vayas reconstruyendo se tornara mas vivida, por contra las mazmorras tienen un diseño mucho más simple pero cumplen con su cometido.
A nivel de rendimiento, la cosa va fina. El título está optimizado para que la experiencia sea fluida, y en equipos potentes se puede jugar tranquilamente a 120 fps sin despeinarse. Es decir, que entre caldero y caldero no te vas a comer tirones ni bajones raros.
La iluminación y los efectos visuales hacen su trabajo sin querer robar protagonismo. No hay exceso de partículas ni brilli-brilli innecesario, pero sí lo justo para que cada hechizo, explosión o destello alquímico te saque una sonrisa.
En definitiva: bonito, estable y coherente con lo que propone. No busca ser el nuevo estándar técnico, pero su estética anime está tan bien llevada que no lo necesita. Al final, lo que quieres en un Atelier es que el mundo te atrape y que los personajes luzcan bien, y aquí lo consiguen de sobra.
Si algo ha sabido cuidar siempre la saga Atelier es el diseño artístico, y The Red Alchemist & The White Guardian no es la excepción. Aquí todo entra por los ojos (y por los oídos).
El uso del color es puro caramelo: tonos vivos, cielos brillantes, luces suaves que hacen que cada escenario tenga esa vibra de cuento anime. No necesita ser realista para atraparte; con la dirección artística basta para que quieras quedarte un rato mirando cómo cae la luz sobre un bosque o cómo brilla un caldero encendido.
Los personajes son otro punto fuerte: cada uno con su estilo, sus trajes llenos de detalles y expresiones que dicen más que muchas líneas de diálogo. Es ese toque de Gust que hace que hasta el NPC más secundario tenga personalidad propia.
La interfaz acompaña bien: limpia, clara y pensada para que puedas pasar horas navegando menús sin que se te crucen los ojos. No molesta y, de hecho, hasta se integra con la estética general.
Y la música… aquí es donde entra la magia. La banda sonora combina temas relajados para la exploración (de esos que podrías dejar de fondo estudiando o cocinando) con melodías más épicas para los combates. No es orquesta de Hollywood, pero transmite calidez, frescura y ese puntito de fantasía que hace que hasta farmear flores parezca poético. Vamos, que te mete en el mood Atelier sin esfuerzo.
En resumen: arte y música de la mano para envolverte. Puede que no sea un alarde técnico, pero cuando tienes color, diseño y melodías tan bien cuidadas, ¿realmente necesitas más?
Conclusión: La alquimia del equilibrio
The Red Alchemist & The White Guardian me ha dejado con una sonrisa. Es un juego que no busca que lo devoremos a toda prisa (aunque yo he de reconocer que me he dado un atracón por llegar a deadline) ni que nos consuma la vida como un Persona, sino que invita a jugar relajado, sin presiones y disfrutando del viaje. Cada paseo por Hallfein, cada receta en el caldero y cada conversación con los personajes está pensado para que te tomes tu tiempo y vibres con su propuesta.
No es un título eterno, pero tampoco lo necesita. Su duración está bien medida para que no se haga bola, y su historia entra fácil: los nuevos no se van a perder porque el juego te mete en contexto pronto (y además trae menús con glosarios por si quieres hilar fino), y los veteranos disfrutarán del reencuentro con caras y mecánicas familiares.
Eso sí, hay una condición importante: tienes que conectar con su tono anime. Si no te entra esa estética ni su forma ligera de narrar, aquí no vas a encontrar un RPG oscuro y serio que te cambie la vida. Pero si le dejas espacio, descubrirás un juego encantador que combina lo mejor de la tradición Atelier con novedades que hacen avanzar la saga.
Atelier Resleriana: The Red Alchemist & the White Guardian estará disponible a partir del 26 de septiembre en PC, Nintendo Switch, Playstation 5 y Playstation 4.
En definitiva: un título que encandilará a los fans y que funciona como puerta de entrada muy digna para los que llegan por primera vez. Y, sobre todo, un recordatorio de que a veces lo que más apetece no es salvar el mundo a gritos, sino dejarse llevar por una aventura tranquila, colorida y bien llevada.
Eso sí, aviso: corres el riesgo de que después de jugarlo mires tu cocina, veas la olla exprés y te entren ganas de intentar la síntesis. Spoiler: no funciona igual. El juego pesa 10,54 GB y lo hemos probado principalmente en dos equipos con un resultado excelente y sin bugs aparentes:
- Laptop I7, 16GB de RAM con Nvidia GTX 1070
- Steam Deck
Atelier Resleriana: The Red Alchemist & the White Guardian
The Red Alchemist & The White Guardian es un JRPG encantador que brilla por su arte, su calma y su propuesta anime. Ideal para fans de la saga y una puerta de entrada perfecta para nuevos jugadores: no excesivamente largo, accesible y con la magia suficiente para dejarte con ganas de más.
Lo mejor
- Combina tradición y novedad
- Gestión del pueblo como gran aliciente
- Sistemas profundos a la par que accesibles
- Cameos para los fans
Lo peor
- Demasiado ligero para quienes vengan de Yumia
- Loop repetitivo para quien no disfrute de él
- Totalmente en inglés
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Historia
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Jugabilidad
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Apartado artístico
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Apartado sonoro
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Rendimiento