Análisis Injection Pi23: Tabula Rasa en PS5

Hoy os ofrecemos el análisis de Injection pi23: Tabula Rasa para PS5, juego que nos llega tres años después de su segunda parte Injection pi23: Ars Regia y conclusión de la historia que inició con Injection pi23: No Name, No Number en el 2019. Abramelin Games, estudio independiente español fundado por José Antonio Muriel (J.A.M.), da fin a una historia que dio inicio a raíz de entrar en un PS Talents.

Así pues, volveremos a «El Entredicho«, ese pueblo malagueño con aroma de Silent Hill donde habrá que sobrevivir al terror mientras resolvemos puzles «a la vieja usanza«, o sea, armados con boli y papel en mano y nuestra memoria e intuición como nuestras principales herramientas. ¿Estás preparado para el viaje?

Regreso a «El Entredicho»

Al igual que en anteriores entregas, la acción nos traslada a un pueblo real de España, Villanueva de Tapia o «el entredicho» (que es como más comúnmente se le conoce), un pueblo malagueño con un peculiar nombre debido a disputas vecinales entre condes y demás historias que datan de 1410.  Así pues, Tabula Rasa concluirá el periplo de nuestro personaje, un joven asocial que va tras la pista de su desaparecido perro Joy, su ser más querido, y donde volveremos a encontrarnos con seres de ultratumba que nos pondrán las cosas realmente difíciles.

Para quienes no hayan jugado a ninguna de sus partes anteriores, Tabula Rasa es un survival horror tridimensional con corte clásico que nos puede recordar mucho a Silent Hill o a los Resident Evil tradicionales. ¿Por qué? Básicamente porque los checkpoints automáticos no existen y si nos matan perderemos todo el progreso realizado desde el último punto de guardado, un gran hándicap para los menos hábiles. Afortunadamente, el juego presenta una gran cantidad de niveles de dificultad que se adaptan a nuestras habilidades y varias opciones para la calidad de vida con las que facilitar bastante la aventura al jugador, como puntería asistida o resaltar objetos en el escenario, algo, MUY ÚTIL.

Dichos modos de dificultad no solo afectan al daño recibido, objetos curativos/munición o a la cantidad de enemigos que nos encontraremos, también afecta a la forma de grabar partida (ilimitado en novato, usando consumibles en normal o de un solo uso por punto de guardado para hardcores), a la cantidad de puzles y sub-escenarios que aparecerán y a la cantidad de documentos/coleccionables que obtendremos, por lo que si queréis hacer el juego al 100%, os tocará jugarlo en su modo de dificultad más alto.

Como gracia jugable diré que, si por el contrario decidís jugarlo en novato, el protagonista tendrá un «L» de autoescuela en la espalda a modo de jugador en prácticas (lo veréis en casi todas las capturas que acompañan a este análisis).

Tabula Rasa

Tabula Rasa, al igual que Ars Regia, continua exactamente donde se quedó su predecesor, arrancando en el capítulo XVI de esta saga hasta finalizar con el XXIII. Muchos pensaréis que el hecho de que se trate de una segunda secuela directa puede ser un gran hándicap para el jugador que juegue directamente a este título, y cierto es que, aunque muchos detalles se os van a escapar, la trama se deja entrever bastante mejor que lo hacía Ars Regia.

Aprovechamos para recordar que la historia/lore de esta saga se presenta de forma muy críptica, fragmentada y desordenada, que se alimenta a medida que jugamos (y añadiendo a lo anteriormente jugado) encontrando documentos e investigando, cosas que permiten enterarte de lo que está pasando además de ir sacando nuestras propias teorías y conclusiones. Daré unas pequeñas pinceladas de lo que hay detrás de sus entregas mencionando conceptos como experimentos científicos aderezados con cultos secretos, bebés secuestrados, sustancias «tóxicas», personajes peculiares y rituales oscuros, además de un profundo viaje hasta lo más hondo del ego y superego de un individuo.

Esta entrega, más que una secuela, se la podría considerar una expansión de Ars Regia debido a su poca evolución con respecto a esta. Sí que observaremos ligeros cambios, especialmente en las interfaces, haciéndolas algo más cómodas y customizables, pero poco más. Aunque algo que sí que notaremos es que Tabula Rasa mejora sustancialmente a su anterior entrega con respecto a su narrativa, en donde Ars Regia arrancaba sin más: Sin un pequeño resumen de los acontecimientos pasados, ni un pequeño refresco de la trama ni nada.

Tabula Rasa comienza con varias secuencias introductorias que te hacen entrever qué es lo que ocurre en realidad, además de tener un nivel/tutorial que te enseña pequeñas mecánicas jugables así como te ayuda a decidir qué controles quieres a la hora de controlar el personaje (por ejemplo, cómo nos sentimos más cómodos a la hora de correr), en este aspecto vemos que J.A.M. ha aprendido y pulido sus errores y ha pensado en los jugadores que tomen este juego como su punto de partida de su saga. Y aunque muchos penséis que mejor hubiera estado un pequeño vídeo resumen, esto estropearía esa magia de «sacar tus propias conclusiones» que tienen juegos como Dark Souls o Bloodborne.

Otro aspecto en que ha mejorado mucho es su curva de dificultad, admito que, jugando su segunda parte, pese a estar jugándolo en su nivel de dificultad más fácil, las pasé realmente canutas acostumbrándome a sus toscos controles que tiene en los enfrentamientos, así como al sigilo. Tabula Rasa no es tan exigente en estos aspectos y es mucho más amable y accesible (que no fácil).

Aprovecho para recalcar que casi todos los enemigos del juego son bastante letales, pudiendo morir en cuestión de segundos por un mal enfrentamiento como si de un Dark Souls se tratara (si habéis jugado a alguno sabréis a que me refiero). Los recursos escasearán, algo que no ayuda, y generalmente la opción más sabia será pasar desapercibido, evitar los conflictos y correr. Todo esto, incluso en los niveles de dificultad más sencillos (tiene varios) y se recompensa al jugador en los niveles más altos con más coleccionables y desbloqueables, un aliciente para los más osados.

Desenvolviéndose en el Entredicho

Pese a tratarse de una continuación directa de su segunda parte, nuestro protagonista comenzará sin ningún tipo de arma, de modo que, inicialmente, nuestras únicas armas serán el sigilo y pasar desapercibido. Al igual que en su primera parte, podremos hacer las acciones típicas de este tipo de juegos: correr, andar agazapado, apuntar, atacar o esquivar (solo si hay arma equipada). Aparte, si tenemos una linterna, podremos activarla o desactivarla a voluntad para iluminar zonas más oscuras (algo casi imprescindible, creedme).

Si echamos a correr, pulsando dos veces el botón de correr haremos un pequeño sprint que hará que nos movamos más deprisa a la par que nuestra barra de estamina se vacía más rápidamente que si corremos normal (sí gente, el personaje podrá cansarse si se vacía dicha barra quedando indefenso, afortunadamente se regenera bastante rápido).

Volveremos a tener su curioso coleccionable a modo de «bestiario» que funciona de igual manera: Al acercarnos a un enemigo nuevo, se empieza a rellenar una barra que, de completarse, incluirá nuestro nuevo enemigo en dicho bestiario a modo de coleccionable.

Desde él, podremos consultar información importante y aprender cómo abordarlos; podremos ver desde el daño que hacen, si atacan a distancia, si son sensibles al ruido, si poseen buena vista o son ciegos e incluso si poseen poderes extrasensoriales con los que detectarnos, aunque nos escondamos y/o estemos quietos. Esto obliga al usuario a conocer bien a su enemigo para salir airoso de diferentes situaciones.

Decir que, si un enemigo se nos aproxima demasiado, esto nos genera «estrés añadido» que hace que la estamina se vacíe extremadamente rápido cuando corramos.

Los objetos los iremos encontrando por el escenario o se los podremos comprar al «afilaor» a cambio de preciados euros, persona que repite y hace las veces de «El Buhonero» de Resident Evil 4. Como dato curioso y que me encanta, sabremos que está cerca al escuchar su característica melodía que todos hemos escuchado alguna vez en nuestra infancia cuando el afilador se anunciaba por nuestros barrios.

El juego contará con hasta 5 finales diferentes en función de las decisiones tomadas en momentos puntuales del juego, algo que, unido a que existen ciertas «rutas secundarias» a las que se accede si se cumplen ciertos requisitos tras finalizar el juego, hace que el juego cuente con una gran rejugabilidad.

Apartado gráfico y sonoro

Tabula Rasa presenta mejoras gráficas gracias a la potencia de PS5 con respecto a sus anteriores entregas, con movimientos más fluidos y mejor resolución. Ha sido programado utilizando Unity3D para la parte jugable mientras que las cinemáticas están en Unreal Engine. También incluirá los tradicionales modos de esta generación rendimiento y calidad, este último fluyendo en unos muy estables 60 FPS. Respecto a los modelados, estos son ligeramente superiores a los de sus anteriores entregas, especialmente los de los personajes humanos.

De todos modos, el juego cuenta casi en su totalidad, especialmente las cinemáticas, con un filtro de ruido que usa a modo de recurso artístico (pero que también sirve para «tapar» o que no se vean demasiados determinados aspectos) que puede gustar a unos y a otros no. Es una cuestión de gustos que, particularmente, a mí no me convence, pero no vamos a entrar en críticas porque esto es muy personal y me recuerda mucho a la niebla de Silent Hill, que nació como forma de suplir los limitados recursos de la antigua Playstation y que a día de hoy se ha convertido en una marca de la casa.

• Primera persona.
• Tercera persona con cámara libre, que controlaremos con los sticks.
• Tercera persona con cámara automática, que irá siempre detrás nuestro sin posibilidad de controlarla, presumiblemente la peor de todas, ya que nos jugará muy malas pasadas.
• Fija clásica: Al estilo de los primeros Resident Evil.
• Fija moderna: Al estilo del RE Code Verónica, sin llegar a ser fija del todo nos sigue un poquito, pero es también fija.

Respecto al apartado sonoro, los efectos de sonido cobrarán gran importancia, ya que nos avisarán de enemigos en la zona y, dependiendo de que ruido hagan, nos ayudará a reconocerlos, cosa que, como hemos dicho antes, es muy importante. El apartado musical se limitará a sonidos extraños y alguna que otra partitura de manera muy puntual, jugando con momentos de silencio o notas largas que incentivan el estrés del jugador.

Al igual que en Ars Regia, el DualSense cobrará protagonismo en determinados momentos del juego como por ejemplo emitiendo ruidos de ultratumba (y que nos pondrán los pelos de punta) o utilizando el micrófono, por ejemplo, cuando nos encontramos con un círculo de invocación y pronunciamos un conjuro determinado en latín a la par que tenemos su sello correspondiente. El juego contará con textos en varios idiomas, entre los que se encuentra el español, además de estar doblado a un perfecto castellano.

Conclusión

Una cosa que hay que dejar clara es que la saga Injection pi23 no se tratan de juegos triple A arropados por grandes compañías como bien pueden ser The Evil Within, Resident Evil o Silent Hill, se trata de juegos desarrollado prácticamente en solitario, eso sí, con cierta colaboración, y que además nació como un PS Talents. Por ello, hay que tener en cuenta que puede tener ciertas asperezas que nos choquen en un primer momento y que pueden producir cierto rechazo, especialmente respecto a su entorno gráfico y jugable.

Pese a todo, hay que reconocer el enorme trabajo que Abramelin Games tiene tras de sí, donde, alejándonos de lo técnico y jugable, podemos apreciar el cariño con que ha sido programado, contando con gran cantidad de extras (hay anunciadas expansiones en un futuro) y detalles que, sin lugar a dudas, nos hará pasar muy buenos momentos (o más bien terroríficos). Nos encontramos ante un juego muy exigente con una curva de dificultad inicial es bastante pronunciada y que tiene algunos puzles excesivamente complicados y poco intuitivos (en muchos de ellos no sabremos ni que hacer), cosas que pueden convertirse en una gran brecha inicial pero que a la vez es parte de su encanto.