Más allá del centro de datos empresarial, la demanda del consumidor es un motor poderoso detrás del impulso hacia velocidades de terabits. La sociedad tiene un apetito insaciable por el streaming de alta resolución y las experiencias inmersivas como el gaming en la nube, aplicaciones formativas en salud, y simulaciones de plantas industriales. Hoy, un solo hogar puede consumir ancho de banda que simultanee una transmisión de video 4K, un juego colaborativo sensible a la latencia y una videoconferencia de alta resolución.

Gaming en la nube

Para el gaming en la nube, por ejemplo, el sueño de “jugar a cualquier cosa, en cualquier lugar” ya es una realidad. Sin embargo, esta experiencia depende totalmente de la latencia. Un retraso de incluso unas pocas decenas de milisegundos destruye la ilusión. A medida que avanzamos de 1080p a 4K e incluso 8K, con tasas de refresco de 120 Hz, los requisitos de ancho de banda son enormes. La última generación de cables transatlánticos, como AMITIE y Sol, se está construyendo con la latencia ultrabaja como prioridad central, conectando grandes centros financieros y de datos como Nueva York, Londres y Burdeos.

Por ejemplo, la latencia entre Burdeos y Nueva York se está diseñando para ser de apenas 34 milisegundos. Estos sistemas logran dicho rendimiento utilizando tecnología DWDM (multiplexación densa por longitud de onda). Fundamentalmente, DWDM está adoptando rápidamente sistemas de procesamiento coherente de señales. Este progreso permite velocidades de terabit por longitud de onda, aumentando significativamente la capacidad más allá de todos los límites anteriores.

Esto no es solo una cuestión de velocidad. También se trata de capacidad y de distancia. Por ejemplo, el cable submarino Grace Hopper (que conecta Nueva York con el Reino Unido y España) alcanzó recientemente un gran hito al completar con éxito una prueba de longitud de onda a 1,2 terabits por segundo (Tb/s). Esta hazaña notable se logró sobre una distancia superior a 6.000 km, aprovechando la tecnología óptica coherente más avanzada.

Pasos hacia el futuro

Se ha alcanzado un hito significativo en la infraestructura de red global con la reciente finalización y lanzamiento de una robusta red transatlántica y terrestre de alta capacidad. Diseñada para dar soporte a dos de los principales proveedores de contenido del mundo, esta infraestructura ampliada está estratégicamente posicionada para permitir a los hiperescalares satisfacer la creciente demanda de ancho de banda provocada por contenido generado por IA, gaming, videostreaming y las aplicaciones inmersivas de ámbito empresarial.

Esto es importante porque cuando una sola longitud de onda puede transportar más de un billón de bits por segundo, la estructura de la conectividad pasa de “suficiente” a “abundante”. Según un informe, se prevé que el tráfico submarino global aumente de unos 5.000 Tb/s actuales a más de 32 PB/s para 2030, un incremento superior al 550 %.

Sin embargo, persisten obstáculos importantes en el camino. La instalación de cables submarinos requiere grandes cantidades de capital y una cuidadosa gestión del entorno geopolítico. En tierra, el despliegue de fibra requiere negociaciones complejas sobre derechos de paso, limitaciones físicas de los conductos y fuertes presiones de costes.

Lo que está en juego es mucho más que una actualización incremental. Estamos al borde de un cambio fundamental. Es el salto de gigabits a terabits. Se trata de ir más allá de una infraestructura que simplemente responde a la demanda, hacia una que pueda impulsar activamente la innovación futura. Los próximos avances tecnológicos tendrán un impacto transformador en la creciente cantidad de aplicaciones emergentes en tiempo real.

Cambio de paradigma

En el nuevo mundo digital, la ventaja competitiva no pertenecerá a quienes simplemente generen datos, sino a quienes puedan gestionarlos con velocidad, seguridad y sostenibilidad. Las organizaciones que inviertan ahora en conectividad de vanguardia, ecosistemas colaborativos y asociaciones estratégicas serán las que se beneficien de la próxima ola de oportunidades en aplicaciones digitales.C

La red ultrarápida de alta capacidad, que abarca océanos y continentes, es más que tecnología. Es el cimiento de nuestro futuro digital compartido. Y en esa conexión profunda reside el catalizador de nuestro próximo gran avance.

Por Carlos Ruiz Gómez, Strategy and GTM Global Practice Lead en Colt Technology Services.

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