Hoy os traemos un análisis de Unlighted para PC (Steam). ¿Qué pasa cuando juntas una narrativa ambiental misteriosa, puzles basados en la luz y un narrador que no se corta un pelo? Unlighted es la ópera prima de Ginuh Games, un trío de desarrolladores desde Barcelona que nos invitan a formar parte de un experimento donde nada es lo que parece.

¿Qué es Unlighted?

Tengo un amigo que siempre dice que si mezclas dos alimentos que te gustan mucho, de ahí no puede salir nada malo. Y eso es justo lo que pensé al toparme con un indie llamado, Unlighted, que me evocaba a una inesperada combinación entre The Stanley Parable y Portal.

El gancho estaba ahí: puzles cuyas mecánicas se basan en la luz (¡hola, Alone in the Dark y el olvidado Heart of Darkness!) y, por lo que había leído y visto de sus desarrolladores, una narrativa ambiental de esas que invitan a explorar y reconstruir la trama. Spoiler: yo, encantado.

En una industria que siento saturada de triples A y juegos que necesitan más de sesenta horas para sentirse completos, la propuesta de estos tres amigos de Barcelona apuesta por la inmediatez y el ingenio. Y eso, hoy, ya es un gesto valiente.

Pantalla de inicio de Unlighted

¿Qué se esconde en cada una de las salas de este laboratorio en el que nos hallamos? Acompañadnos a descubrir qué se oculta tras la luz de Unlighted, el nuevo título de Ginuh Games.

Diario de un sujeto de prueba desorientado

Luz tenue, musiquilla de jazz de fondo, una taza de café… Esa vibe ya me tiene dentro. Pero quizá es que soy facilón. En Unlighted, la narrativa ambiental se percibe desde el mismísimo menú de inicio. Nada de pantallas estáticas: estamos ya en primera persona, frente a una mesa, con un contrato de confidencialidad delante.

Una voz en off —desconocida, pero con autoridad— nos invita a firmarlo. Y claro, ¿cómo negarse? Pulsas «E» y, sin darte cuenta, ya formas parte del experimento.

Gases comienzan a llenar la sala y todo se desvanece. Al abrir los ojos, estamos en una habitación oscura, apenas con un punto de luz que nos indica a dónde ir. Tras cruzar ese umbral, nos “despertamos” por segunda vez, esta vez ya en nuestra habitación como Sujeto de Pruebas número 6.

Tampoco es que haya demasiados objetos interactivos, pero los que hay son suficientes para entender cómo va a funcionar el juego. Y mi TDAH lo agradece.

Todo lo que vemos invita a tocar: la taza, la canasta, pequeños detalles…

Nuestra llegada a Unlighted.

Una experiencia que se construye a base de probar, observar y avanzar a tu ritmo, pero que en sus primeros minutos solo plantea preguntas e incógnitas. Y son precisamente esas preguntas las que nos van a hacer querer seguir avanzando.

¿Cómo se responden a todas esas preguntas? Sí, con luz… Bueno y con paciencia.

¿Y si pruebo a pulsar aquí?

En nuestros primeros minutos en la ópera prima de Ginuh Games, el tutorial es totalmente orgánico. No esperes leer largos documentos ni ver carteles que te digan qué hacer. Esto es más como un niño (o no tan niño) frente a una caja de LEGO: tocarlo todo y ver qué pasa.
La Umbralita es invisible… Al menos hasta que se expone a una fuente de luz, como muchos antes del primer café del día.

Y aparte de la luz, tenemos otro protagonista en las mecánicas: la Umbralita. Este mineral no solo es clave en la resolución de puzles, sino que también juega un papel importante en la trama.

La Umbralita, la otra protagonista del juego.

Pero no hablamos de objetos invisibles “de videojuego” tipo “está ahí pero no lo ves”. No. Aquí no existen hasta que se iluminan. No ocupan espacio ni colisionan contigo. Es decir, no se materializan en el mundo hasta que activas la luz que los revela.

Por suerte, no tendrás que ir iluminando cada rincón a ciegas. Cuentas con un escáner que detecta la presencia de Umbralita y te permite planificar tus pasos con algo de ayuda… aunque no demasiada.

El escaner nos hará visible lo invisible.

Este mineral estará presente en casi todos los desafíos que se nos proponen en el laboratorio. Nos permitirá llegar a zonas que parecían inaccesibles usándola como soporte, activar interruptores que requieren peso, o transportarla cuando sea de menor tamaño para resolver ciertas situaciones.

La dificultad no radica solo en encontrar la Umbralita, sino en cómo lograr que haya luz justo donde la necesitas para que se materialice. Habrá focos que puedes mover a mano, otros montados sobre raíles que necesitan electricidad para desplazarse, y muchos de los retos giran en torno a manipular esa luz con precisión para construir el camino.

Algunas habitaciones tienen soluciones más evidentes. Otras, en cambio, requerirán darte más de una vuelta para entender la disposición del espacio y los elementos que tienes a tu favor.

Y justo cuando crees que ya has dominado esta mecánica, el juego le da un giro y añade un nuevo ingrediente: la gravedad. Y no solo a nivel de física, sino como declaración de intenciones: la dificultad empieza a curvarse.

Luz, físicas… y gravedad. Bienvenido al segundo acto.

Todo bajo control. Especialmente usted

Con los elementos propuestos, el trío catalán nos plantea avanzar por salas dentro de este laboratorio. Salas numeradas, de progresión lineal, que iremos superando una a una mientras dominamos, casi sin darnos cuenta, las mecánicas del juego.

Pero no estarás solo en este paseo clínico por lo desconocido. ¿Recuerdas la voz en off que mencionamos al principio? De vez en cuando interrumpe para dirigirse a ti con intenciones… no del todo claras. Llámame raro, pero que me recuerden lo solo que estoy en el mundo o las veces que he perdido el conocimiento, pues no sé, me genera cierta desconfianza.

Y eso sin contar la presencia invisible que, según la voz, nos acompaña en cada sala. Por suerte, esto no es P.T. (Jamás habría aceptado analizar eso).

Desviación del protocolo

Cuando ya empiezas a moverte como Pedro por su casa por el laboratorio, cómodo con la luz, la Umbralita y el escáner, el juego decide dar un giro inesperado: introduce la mecánica de la gravedad que ya os habíamos anticipado… Introduciéndonos en una dimensión más oscura y abstracta.

Aquí ya no se trata solo de iluminar o escanear. El reto es jugar con la gravedad para desplazarte por techos y superficies (…) voy por aquí… Uy, obstáculo… Pues giro la gravedad y ahora camino por el techo. En teoría, suena potente. En la práctica… Tiene varios peros.
Welcome to the Twilight Zone

Estas fases alternas son muy oscuras, y a menudo el camino a seguir no está nada claro. En lugar de invitarte a explorar, te deja dando tumbos —no tanto por complejidad real, sino por falta de lectura visual y orientación espacial.

Además, la curva de dificultad empieza a empinarse. Ya no basta con lógica: ahora el juego te exige precisión de teclas milimétrica. Del tipo: Umbralita en mano, saltar, correr sobre una plataforma en movimiento, agacharte justo a tiempo, volver a correr… Y claro, te pones nervioso, la Umbralita se te cae, se pierde en la oscuridad, das vueltas por la sala como un alma en pena buscando un botón de reset que no existe… y acabas cargando el punto de control más reciente. Que, para tu desgracia, implica repetir toda la secuencia.

Ojos que no ven, Umbralita que no aparece.

Aquí habría agradecido alguna indicación visual clara de cuándo se genera un punto de control. No pido un guardado rápido, que igual rompería el ritmo, pero algo que evite esa sensación de retroceso desproporcionado.

Hay juegos que manejan mucho mejor ese equilibrio entre dificultad y penalización. Por ejemplo, Lorelei and the Laser Eyes plantea un mundo mucho más abierto, pero cuando fallas un puzle solo hay una animación mínima y puedes volver a intentarlo al instante. O Cuphead: cuando pierdes contra un jefe, en menos de un segundo estás de vuelta, con una referencia visual clara de cuánto te faltaba para ganar. Todo te invita a darle un intento más.

En Unlighted, en cambio, hay secciones donde la penalización por fallar es demasiado severa, y el juego pierde parte de la agilidad y elegancia que había construido hasta ese momento

Música de ascensor, jazz y silencio quirúrgico

Unlighted nos propone una experiencia en la que el jugador debe sentirse solo, y a veces incluso desorientado o ligeramente asustado. Al reflexionar sobre esa sensación de soledad en los videojuegos, mi mente se fue directa al Tomb Raider original: cuando estabas enterrado en una cueva de montaña y lo único que oías eran tus pasos con eco y un leve sonido ambiental. Ese juego realmente te hacía sentir all by yourself (a lo Mariah Carey).

Creo que a Unlighted le habría venido muy bien reforzar esa atmósfera con un poco más de sonido ambiental: el zumbido de una lámpara fluorescente, un cable chirriando, el crujido de una estructura metálica… Pequeños detalles que habrían elevado aún más la inmersión en ese laboratorio silencioso.

En el laboratorio, estamos solos ¿O no?

La voz en off, eso sí, es estupenda. El doblaje le da mucha personalidad y se disfruta mucho. Y entre pasillo y pasillo, esos momentos musicales con sabor a jazz de ascensor… lejos de parecerme algo negativo, le dan aún más identidad al conjunto.

En lo visual, sabemos perfectamente en qué aguas nos movemos. Y aunque el resultado gráfico es correcto, lo cierto es que se siente algo plano. No llega a ser cartoon, pero tampoco alcanza una estética definida. Y para un juego donde la luz es la gran mecánica protagonista, las sombras a veces carecen del volumen y definición que se esperaría. Algunas texturas, sobre todo en las zonas menos iluminadas, también acusan cierta falta de detalle.

Nosotros lo hemos analizado en un MSI Raider GE63VR 7RF y en una Steam Deck. El rendimiento en la Deck es bueno, pero los controles no están adaptados por lo que visualmente las indicaciones del control son confusas, y es una lástima porque este tipo de juegos se disfrutan mucho en modo portátil.

Informe Final: Sujeto de Pruebas Nº6

Tras unas cuantas salas iluminadas, algunas vueltas (en algunas salas, algunas muchas vueltas) y bastantes pullitas del narrador, toca salir del laboratorio y hacer balance.

Unlighted es un juego pequeño, pero con una identidad muy clara. No intenta competir en escala ni aspira a ser el nuevo Portal, aunque las referencias están ahí… y a mí, con la tarta, ya me ganan. Juega en otra liga: la de las ideas contenidas, los sistemas sencillos con capas, y la narrativa ambiental que deja espacio al jugador para pensar.

¿Tiene fallos? Sí. ¿Hay decisiones que rompen su equilibrio? También. Pero hay algo muy disfrutable en cómo se atreve a hacerte sentir observado, cómo te invita a tocarlo todo, y cómo te deja con esa sensación de haber sido parte de un experimento… en más de un sentido.

Puede que no revolucione el género, pero como experiencia, deja luz. Y eso, a veces, ya es suficiente. Y lo que más me saca una sonrisa es pensar que, si esto lo han hecho tres amigos como ópera prima, por favor, que sigan experimentando y creando… Porque esto es solo el principio.

Si te gustan los juegos pausados de puzles, disfrutas con experiencias narrativas y no tienes ganas de invertir una ingente cantidad de horas en un titulo, definitivamente tienes una buena opción aquí.

Este juego ha sido analizado en un ordenador de las siguientes características:
  • Sistema Operativo: Windows 10 Pro
  • Procesador: i7-7700HQ 2,80 GHz
  • Memoria RAM: 16 GB
  • Disco Duro: 2TB
  • Tarjeta Gráfica: Geforce GTX 1070 8GB

Unlighted

6.3 Te vas a divertir

Unlighted es una ópera prima valiente que apuesta por una narrativa ambiental, puzles basados en luz y una estética minimalista. Aunque su diseño lineal funciona bien al principio, las secciones más abstractas con gravedad y plataformas lastran la experiencia. Aun con sus tropiezos, se nota el cariño y la intención detrás. Un experimento con alma, al que vale la pena seguirle la pista.

Lo mejor
  1. El tono sarcástico y misterioso del narrador
  2. Mecánicas de luz sencillas pero efectivas
  3. Su duración
Lo peor
  1. Las fases con gravedad rompen el ritmo y la precisión
  2. Escasa ambientación sonora y diseño visual plano en algunas zonas
  3. Penalización excesiva en momentos de fallo
  • Historia 7
  • Jugabilidad 6
  • Apartado artístico 6
  • Apartado sonoro 6
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Runner de día, gamer de noche y protagonista de mi propio JRPG emocional. Nací con rings de Sonic, crecí con la Master Sword y ahora intento sobrevivir entre deadlines como si esto fuera Final Fantasy Tactics. Main de Sin Kiske, fan de Cloud, y últimamente poseído por la locura divina de Chainsaw Man y las verdades incómodas de Bleach. Si me ves escribiendo sobre videojuegos como si me fuera la vida en ello… probablemente es que me ha dado otro boost de adrenalina azul. A veces soy productivo...

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