Análisis de Puerto Viejo en PC

Saludos grumetes, hoy os traemos el análisis de Puerto viejo para PC, un juego de Bocata Games para que nos apartemos del mundanal ruido durante un rato, disfrutemos de la brisa marina y recorramos los bellos paisajes de una época pretérita viviendo situaciones disparatadas. Prepárate para zarpar porque este barco no espera.

La historia nos presenta a Miguel, un joven ansioso por reencontrarse con Tomás, su padre, un fornido marinero que partió de su lado hace tiempo y por el que bebe los vientos. Pero antes, ha de reunir el dinero suficiente para embarcar en un galeón que, según le ha prometido su misterioso capitán, hará que estén juntos de nuevo. Para ello, deberá enfrentarse a multitud de retos, aceptar los más estrafalarios trabajos y toparse con los más variopintos personajes del siglo de oro español. Así, por nuestras pantallas desfilarán Lope de Vega, Alonso Quijano o el infame ciego que se describe en el primer capítulo de “El lazarillo de Tormes”, entre otras personalidades.

El menú nos propone la elección de idioma, un gran abanico de ellos, todo hay que decirlo, pero ya me perdonaréis, solo me lo he jugado en español. Total, es solo texto, el juego no tiene voces. Eso sí, he detectado algún minúsculo fallo, como el de insistir en poner *»¡ay va!» en lugar de «¡ahí va!», que es la interjección correcta (tiquismiquis que es uno, qué le voy a hacer). Pero os aseguro que a no ser que seáis un Lázaro Carreter o una María Moliner de la vida, no os afectará en lo más mínimo.

Además, nos deja escoger entre “Jugar historia” y “Modo marinero” y, como nos gusta todo ordenadito, vamos a empezar, cómo no, por el modo historia.

Con unas divertidas y bellas ilustraciones se nos narra la historia que he mencionado arriba. El juego avanza a través de pantallas estáticas donde se van superponiendo los diálogos de los protagonistas que, pidiéndonos ayuda o contratándonos, nos darán pie a diversos mini-juegos para que así consigamos el dinero que necesitamos. Dichos mini-juegos son simpáticos y entretenidos, aunque he de confesar que alguno me ha sacado de mis casillas. Pondrán a prueba nuestra paciencia, reflejos y habilidad con el teclado o ratón.

Un total de 11 de lo más variopinto y entretenido. Una vez que superemos los tres niveles de dificultad que plantea cada uno de ellos, los tendremos disponibles para jugar cuantas veces deseemos en el “Modo Marinero”.

El Modo Marinero nos permite jugar de nuevo todos y cada uno de los minijuegos en el orden que queramos. Pero esta vez, se añade un nivel de dificultad “extra”, es decir, hemos de superarlos un total de cuatro veces. Cuando esto suceda por primera vez, se nos otorgará una “moneda de marinero”. Al reunir todas, podremos jugar a un modo de juego nuevo.

No os fieis mucho de mí porque es algo que he leído por ahí. Mi escasa habilidad jugando no me ha permitido llegar a estos andurriales y no lo he logrado averiguar de primera mano, pero se ve que, si reúnes las 11 monedas de marinero, puede volver a jugar los minijuegos en “Modo Sombrero”, lo que supone un reto añadido pues no serán 3 ni 4 los niveles de dificultad de cada prueba, sino 5.

El aspecto gráfico del juego es, insisto, muy atractivo y divertido y totalmente a la altura del tipo y estilo de juego. Por otro lado, el apartado sonoro es bueno aunque las melodías que nos proponen no dejan de convertirse un poco en musiquilla de ascensor cuando llevas un rato jugando. Claro que eso tiene fácil solución: Si te gusta, te pones los cascos y disfrutas al máximo y si te disgusta, pues bajas el volumen y tan tranquilamente.

Es inevitable jugarlo y pensar que en otras plataformas con pantallas táctiles luciría mucho más y mejor. En ordenador la jugabilidad no brilla todo lo que podría, pero Puerto Viejo cumple su función: Es un juego ligero que permite entretenernos un ratito y que añade un par de modos de juego con mayor dificultad por si nos gustan los retos. Yo creo que para desestresarnos de cuando en cuando y/o para que jueguen las criaturitas más pequeñas de nuestra casa, es un juego perfecto.