Análisis de Ghost of a Tale en PS4

Empezando dentro de nuestra celda con una llave escondida en la comida, al más puro estilo Hollywood, iniciamos esta aventura de corte medieval con nuestro adorable protagonista teniendo que esconderse de unas ratas gigantes (y perfectamente diseñadas para dar miedo) que nos persiguen, mientras buscamos a nuestra amada para salir los dos juntos de la fortaleza donde nos encontramos. Con esta premisa, tenemos ante nosotros un juego de sigilo y exploración, con un encantador diseño de personajes y un oscuro pero inmersivo ambiente, que pese a chocar uno con otro, nos da una aventura nostálgica de las que se echan de menos.

 

Pese a ello, destaca por el mapeado, que de primeras puede parecer un poco simple, pero a nivel visual nos trae reminiscencias al estilo de Dark Souls por toda la exploración que podemos hacer por él. La laberíntica fortaleza donde nos encontramos está llena de recovecos y pasillos estrechos conectados inteligentemente de tal manera que veremos un progreso en nuestra aventura al encontrar atajos para movernos más rápido entre ellos, cosa que será vital para evitar no morir a manos de nuestros captores.

Tilo se mueve con agilidad, corre mucho más que nuestros enemigos, empuja cosas y se esconde en cualquier recoveco para despistar a las gigantes ratas que nos persiguen continuamente. Esta capacidad de movimiento se compenetra perfectamente con el mapeado que hemos comentado antes, puesto que la necesidad de ir moviéndonos continuamente por él hace que necesitemos un personaje rápido como lo es nuestro ratón. Para ello, podremos equiparnos armaduras que, aparte de mejorar nuestro aspecto, nos darán mejoras en la agilidad o en la velocidad de recuperación de puntos de estamina.

El sistema de misiones también va de la mano con todo ello, pese a que la misión principal es escapar de la prisión con nuestra amada, se nos plantean diversas misiones secundarias para ayudar a personajes secundarios de lo más carismáticos que nos encontraremos en nuestra aventura, y que nos pedirán objetos o que vayamos a ciertos lugares ya hemos visitado. Esto no solo sirve para expandir las horas del título, sino que nos da más contexto de la historia que nos rodea. Para acceder a este sistema de misiones, así como a los objetos curativos y equipamiento, tenemos una interfaz que sería mejorable pero que casa con el toque semi retro que envuelve a todo el título.

Los puzles también tienen ese sabor de la vieja escuela con pocas pistas sobre los mismos y pese a su poca dificultad, habrá que pensar de más para alguno de ellos, cosa a agradecer ya que no es muy común en los juegos actuales. De la mano con esto, el juego nos da unos pocos tutoriales sobre cómo iniciarnos y a partir de ahí tenemos bastante libertad para completar las misiones o explorar la fortaleza, cosa que nos vuelve a traer a la mente el modelo de Dark Souls, pese a ser títulos muy separados a nivel de jugabilidad y controles.

 

Nos regala un juego nostálgico, bonito de ver, pero que nos muestra la cruda lucha de nuestro protagonista por salvar a su amada y escapar de los enemigos que nos persiguen. Lleno de detalles, recovecos por los que deslizarse y un mapeado laberíntico, tenemos juego para rato si nos dejamos llevar por todas las misiones secundarias que nos plantean.

Aunque tiene algunos fallos como la interfaz, que pese a ser correcta podría haberse mejorado, o la sencillez de su sigilo frente a otros del género, es un título que destaca en lo visual y entretiene como pocos.

Ghost of a Tale ya está disponible para PS4, Xbox One, Switch y PC. Si te gusta el juego y estás pensando en comprarlo, os dejamos un enlace a Amazon donde poder comprarlo.